Por el delito de tortura denuncian a regidor de Juchitán
*Utilizando a la Policía Comunitaria de El Aguacate, municipio de Juchitán, y la de la cabecera municipal de San Luis Acatlán, Moisés Cruzalta Carranza torturó a Víctor Nicol Cruz Calleja, un jovencito aguazarqueño
*Cruz Calleja fue acusado de robarse 40 gallinas, una bomba de agua y bocinas, en agravio de Moisés Cruzalta Carranza quien, además de ser regidor de Juchitán, también es propietario del balneario Misuki, en Agua Zarca
*El jovencito estuvo detenido ocho días y para que se declarara culpable fue torturado por los policías comunitarios, asfixiándolo con una bolsa de plástico, disparándole un arma mientras permanecía encapuchado, y colgándolo por los pies, todo esto en la nueva casa de justicia de Rivera Acatlán
FERNANDO SANTAMARÍA
AGUA ZARCA, JUCHITÁN, GRO.
“El día que me carié con el regidor Moisés Cruzalta Carranza en San Luis Acatlán, por la noche los policías comunitarios me sacaron de mi celda, como ya estaba dormido me dijeron: ‘¡Hey! Agua Zarca, ven, vamos a salir’. Me cambié, salí de la celda, me colocaron un pasamontañas, me llevaron a otra casa en un coche, me metieron a un terreno donde había una casa que decía casa de justicia, en el patio me arrodillaron, me golpearon, me dijeron que me iban a matar, hicieron disparos con una pistola para que me diera miedo, luego me pusieron tres veces una bolsa de plástico, me colgaron de los pies y luego me regresaron a mi celda”, cuenta Víctor Nicol Cruz Calleja, en una entrevista realizado en el corredor de su casa, en exclusiva para este medio.
“Todo el pueblo de Agua Zarca está indignado por lo que le hicieron a Víctor Nicol, lo detuvieron injustamente, lo torturaron, el regidor quería que le pagara unas gallinas y no sé qué tantas cosas que según él le habían robado. Nosotros estamos muy agraviados, tememos por nuestras vidas, pero vamos a proceder a demandar al profesor y regidor de Juchitán, Moisés Cruzalta Carranza, desde hoy lo hacemos responsable de lo que nos pueda pasar”, denunciaron los familiares de Víctor Nicol, quienes tuvieron que desplazarse tres veces a San Luis Acatlán, en un periodo de ocho días, para liberar a Víctor Nicol, por un delito que nunca cometió.
De acuerdo con los testimonios de los familiares, en esta detención claramente se nota cómo las policías de San Luis Acatlán y de El Aguacate, se confabularon con el regidor juchiteco para detener a Víctor Nicol Cruz Calleja. “También participaron en este complot el comisario municipal de Agua Zarca, el profesor Arturo Ramírez Vázquez, y Romeo Ramírez Poblete, un teniente retirado del ejército”, aseguran los denunciantes.
Según los familiares de Víctor Nicol, la participación del comisario municipal queda demostrada cuando éste firma un permiso para que los policías comunitarios de El Aguacate puedan realizar rondines en la comunidad de Agua Zarca los días 21, 22, 23 y 24 de julio; “qué casualidad que Víctor Nicol fue detenido el día 21, el primer día de sus recorridos y nunca más volvieron a realizar otro recorrido”, señalaron.
Los familiares de Víctor Nicol se encuentran muy indignados porque fue detenido sin tener ningún delito y porque la detención fue publicada en un periódico digital.
Por todos estos hechos, los familiares de Víctor Nicol Cruz Calleja están anunciando que presentarán demandas, tanto en contra del regidor de Juchitán como de los policías comunitarios de la CRAC-PC, y le van solicitar al gobierno que ya disuelva a estas policías comunitarias porque se dedican a torturar a gente inocente.
La crónica de
los hechos
Hacia las 11:30 de la noche del 21 de julio Víctor Nicol Cruz Calleja se encontraba con sus amigos en la tienda de abarrotes, ubicada junto al billar del pueblo; hasta allí llegó un grupo de policías comunitarios al mando del comandante Donaciano Romero. Pidieron un refresco; se los dieron; se lo tomaron y cuando se supone que ya se iban, le preguntaron su nombre, lo esposaron y se lo llevaron a la comandancia de El Aguacate, a unos cuantos kilómetros de Agua Zarca.
Los vecinos que presenciaron la detención les avisaron a los familiares, estos se movilizaron y alcanzaron al comandante Dona en El Aguacate; le preguntaron los motivos; contestaron que no podían dar información, que la demanda estaba en San Luis Acatlán, pero que Víctor estaba bien; les permitieron verlo y todos, comunitarios, detenido y sus familiares, enfilaron rumbo a San Luis Acatlán; era la media noche.
En San Luis Acatlán se repitió la historia, no les podían dar informes a esa hora, “hasta mañana que están los coordinadores y que venga el afectado”, dijeron; los familiares se regresaron a Agua Zarca y Víctor Nicol pasó su primera noche en la cárcel; sin novedad.
Al día siguiente, miércoles, 22 de julio, ante los coordinadores de la Policía Comunitaria se presentó el regidor de Juchitán y propietario del balneario Misuki, Moisés Cruzalta Carranza. Le dijo a los familiares que Víctor Nicol le había robado 40 gallinas, una bomba para extraer agua y dos bocinas, “no recuerdo cuándo me las robó, creo que las gallinas me las robó desde hace dos años, no recuerdo bien, pero cada ocho días me está robando algo”, dijo.
Para reforzar las acusaciones del regidor de Juchitán, lo acompañaba un teniente retirado, Romeo Ramírez Poblete, quien dijo que a él le habían robado una montura, que no sabía cuándo se la robaron pero que él creía que se la había robado Víctor Nicol.
Al escuchar los pírricos argumentos de los demandantes, los coordinadores les dijeron a los familiares que no había elementos para mantener detenido al jovencito, pero que no podían dejarlo libre porque era necesario un segundo careo, donde las partes tendrían la oportunidad de llevar pruebas de sus dichos, y que -para darles tiempo suficiente-, el segundo careo tenía que llevarse a cabo en un lapso de siete días, es decir, el martes 28 de julio.
La tortura
Durante la noche del miércoles 22 de julio, día del primer careo, cuando ya todos los presos se estaban durmiendo, el comandante Gumaro García le grito a Víctor Nicol: “¡Hey!, Agua Zarca, ven”; los compañeros de celda le dijeron asustados: “Te habla el comandante Gumaro García”.
Siempre según su versión, Víctor Nicol se vistió con la esperanza de que tal vez ya lo iban a dejar salir; ahorita regresamos, le dijeron y le pusieron una capucha para que no observara a dónde lo llevaban y lo subieron a un coche, un Tsuru.
Lo sacaron de San Luis Acatlán, por los giros que dio el coche, dice, me llevaron rumbo a Tlapa durante diez minutos, lo bajaron en un terreno donde había una casa, Gumaro García les gritó a otros, “aquí te lo dejo”; de inmediato se escuchó la voz del comandante Donaciano, de El Aguacate, “ahorita lo agarramos”.
En el patio de la casa hincaron a Víctor Nicol, lo golpearon por la espalda, luego se detuvieron. “Di lo que sabes”, le ordenaron; “Yo no sé nada”, replicó. “Ye vas a quedar aquí botado”, le advirtieron; le propinaron una patada y le hincaron la rodilla en la espalda, cerrojearon una pistola; “pensé que ahí me iban a matar”, cuenta Víctor Nicol; oyó el disparo, fue al aire, se sintió aliviado; escuchó otro cerrojazo, luego un silencio, después una patada en la nalgas; más silencio.
Antes de que pudiera recuperarse del dolor le colocaron una bolsa de plástico en la cabeza y comenzaron a asfixiarlo, cuando estaba a punto de desvanecerse le quitaron la bolsa, “di lo que sabes”, le exigían; “yo no sé nada, señor”, contestaba.
Ante la negativa de Víctor Nicol la bolsa le fue colocada dos veces más; “párate, y entra a la casa”, le ordenaron.
Dentro de la casa a Víctor Nicol le ataron una cuerda en los pies y lo colgaron del techo, con la cabeza hacia abajo; “te vamos a cortar la cabeza si no confiesas lo que sabes”, le decían; después de varios minutos lo bajaron.
“Como no quieres confesar, te vamos a llevar al río, ahí sí vas a confesar”, le advirtieron y lo sacaron de la casa, lo entregaron con el comandante Gumaro García; pensó que lo llevaría al río, pero lo regresaron a la comandancia.
El comisario
se exhibe
De regreso en Agua Zarca, desde el jueves 23 de julio, un día después de la tortura, los familiares de Víctor Nicol se dieron a la tarea de recabar firmas de los vecinos que dieran testimonio de su buena conducta. Durante los primeros días se avocaron a recabar firmas de los vecinos del pueblo, 110 personas firmaron.
El domingo 26 de julio le presentaron un escrito al comisario municipal, Arturo Ramírez Vázquez, para que emitiera una carta de buena conducta en favor de Víctor Nicol Cruz Calleja; el comisario se negó rotundamente, argumentando que para emitir esa carta tenía que convocar a una asamblea para que ahí se lo autorizaran, pero que la asamblea no era posible debido a la pandemia al coronavirus.
La liberación
El martes 28 de julio, ante el evidente apoyo de los ciudadanos de Agua Zarca y ante las nulas pruebas del demandante, los coordinadores de la Policía Comunitaria de San Luis Acatlán acordaron dejar en libertad a Víctor Nicol.
“Queremos que nos extienda un acta donde los coordinadores de la Policía Comunitaria informen que Víctor Nicol Cruz Calleja fue detenidos injustificadamente, para que ya no nos sigan molestando”, exigieron los familiares.
Por su parte, los coordinadores les contestaron que eso no era posible porque ya le estaban ayudando en dejarlo en libertad en ocho días; y que, para que le extendieran un acta, tendrían que detener a Víctor Nicol durante tres meses para que les diera tiempo de investigarlo y estar seguros que era inocente.
Ante tal violación a los derechos humanos, los familiares optaron por aceptar las condiciones de los coordinadores de la policía comunitaria.
“Sólo queremos pedirles un favor, que se comprometan a que no nos van a andar demandando ante otras autoridades, porque si nos demandan, vamos por ustedes a Agua Zarca”, advirtieron los coordinadores de la policía comunitaria…