Vecinos de El Polvorín temen que techado colapse
Llaman a las autoridades ejidales de Marquelia a tomar cartas en el problema
PATRICIA GARCÍA DÁMASO
MARQUELIA, GRO.
El techado de la secadora de coco de la comunidad de El Polvorín, municipio de Marquelia, está a punto de colapsar, debido al deterioro en el que se encuentra, denunciaron vecinos del lugar, quienes hacen un llamado a las autoridades ejidales.
Indicaron que la estructura del techado de la secadora de coco tiene aproximadamente 45 años. “Ya tiene mucho tiempo, además de que está sin funcionar, por eso la estructura está muy deteriorada, en cualquier momento puede caer”.
El Jardín de Niños Amalia González Caballero podría ser afectado si colapsa el techo de la secadora de coco. “Por esto de la pandemia los niños no se presentan a la escuela, pero el techado ya se inclinó hacia el kínder, los niños serán los principales afectados si al techado cae”.
Los quejosos dijeron que por más de 45 años, ese lugar está sin ser utilizado. “Una gran polémica causó cuando los padres de familia solicitaron a los ejidatarios un espacio de este lugar para poder ampliar el kínder, desde luego el maestro Mario Guevara Lozada no dejó, dio carpetazo al asunto, es un lugar que lleva solo varios años y los ejidatarios negaron que el kínder tuviese un crecimiento, es algo para los niños de esta comunidad, no era para poner una cantina o un prostíbulo”.
Los habitantes de El Polvorín hacen un llamado a los ejidatarios para que por lo menos atienden el problema del techado a punto de colapsar. “Se debe retirar esa estructura, porque puede caer en cualquier momento. De hecho, los niños por la tarde vienen a jugar a este lugar, entonces, es urgente que se retire toda esa estructura; el llamado es para las autoridades ejidales que tomen cartas en este asunto”.
Pidieron a los ejidatarios sensibilizarse y permitir que el kínder tenga un espacio para una zona de emergencia, y un salón más. “El espacio que los padres de familia estamos pidiendo es para la escuela, para que los pequeños estén más cómodos, porque en caso de un temblor, los niños no tienen dónde refugiarse, porque están muy reducidos. Nosotros le pedimos a los ejidatarios su sensibilidad, porque no estamos pidiendo el espacio para poner una cantina, sino para la educación de las futuras generaciones, esperemos que recapaciten”.