Fox fracasó; Calderón ni lo intentó y EPN no pudo, pero AMLO lo logró
*López Obrador entregó al Ejército Mexicano las obras y su administración a futuro, incluyendo la perspectiva de que los militares se queden con las ganancias
SEBASTIÁN BARRAGÁN
ARISTEGUI NOTICIAS
Este lunes el presidente Andrés Manuel López Obrador inauguró el lunes el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), lo que cierra un ciclo de su propio gobierno, aunque también cumple una meta largamente deseada por administraciones federales.
Los reporteros y asistentes al AIFA han documentado ampliamente las obras faltantes, los ‘detalles’ pendientes, la falta de conectividad y que es una terminal con solo ocho vuelos, pero pese a todo, hoy se inauguró un nuevo aeropuerto en el Valle de México.
La necesidad de contar con un nuevo aeropuerto en el Valle de México puede rastrearse varias décadas atrás, pero fue Vicente Fox quien como presidente de la república lanzó un plan para construir una nueva terminal en el Estado de México, en concreto en San Salvador Atenco, generando un conflicto social que derivó en represión.
La obra se planeó sin consultar a los campesinos y desoyendo todas las críticas, incluso del gobierno de la Ciudad de México (entonces encabezado por AMLO) porque el plan involucraba cerrar el AICM. En su plan inicial, Fox ordenó expropiar las tierras necesarias, pero ante la resistencia de los macheteros y organizaciones civiles finalmente decidió cancelar el proyecto, mediante un decreto publicado en agosto de 2002.
A Felipe Calderón le tocó inaugurar la terminal 2 del AICM que comenzó Fox, lo que alivió ligeramente la necesidad de contar con una nueva terminal, aunque no resolvió el tema de fondo.
Enrique Peña Nieto inició su sexenio en 2012 sin tener como plan principal o promesa la construcción de un nuevo aeropuerto. Por eso fue una sorpresa el evento de septiembre de 2014 en que se dio a conocer que ya había maquetas, terrenos y costos.
Fue un proyecto futurista, planeado para pagarse con un complicado esquema financiero y con la promesa de resolver de forma integral el problema de saturación de servicios aéreos.
A los inconvenientes naturales (el terreno fangoso, el cierre del AICM, el movimiento ambiental, etc.) se sumaron la corrupción documentada en obras clave y el encarecimiento que experimentaron prácticamente todos los proyectos durante el sexenio anterior, además de un retraso inexplicable (mucho mayor al que reconocían los funcionarios federales).
Desde su campaña presidencial, Andrés Manuel López Obrador utilizó este proyecto para criticar a la administración priista. Al tomar el poder (antes de ponerse la banda presidencial) empujó una ‘consulta’ ‘ciudadana’ que arrojó el destino fatal del NAIM: su cancelación y abandono, para buscar crear un proyecto ambiental.
En una conferencia mañanera reveló que comenzó a valorar el aeropuerto en Santa Lucía porque fue informado que la base militar tenía casi 3 mil hectáreas, mientras que el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México apenas 600 hectáreas.
El propio AMLO dio el banderazo de las obras el 17 de octubre de 2019 y mantuvo la promesa de inaugurar un aeropuerto el 21 de marzo de 2022.
Para lograr su plan, López Obrador entregó al Ejército mexicano las obras y su administración a futuro, incluyendo la perspectiva de que los militares se queden con las ganancias los proyectos estratégicos, como el Tren Maya, desoyendo las críticas sobre la militarización o la opacidad con la que opera regularmente la Secretaría de la Defensa Nacional.