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Exige arzobispo aplicar la fuerza ante asesinatos y desapariciones

KARLA GALARCE SOSA
QUADRATÍN GUERRERO

El arzobispo del puerto Leopoldo González González señaló que cada persona asesinada o desaparecida es un fuerte reclamo de justicia que no puede ser desoído por las autoridades, dado que tiene la responsabilidad de cuidar a la sociedad.

Llamó a no olvidar a las víctimas de la violencia y construir la paz a partir de la memoria con rostros de las víctimas y recordar que son historias que han sido truncadas, que han dejado familias sufriendo y a una comunidad que vive con miedo e inseguridad.

Indicó este domingo, que en la Jornada Nacional de Oración por la Paz, el mensaje es por las personas que han sido asesinadas o desaparecidas, al advertir que la impunidad deja desprotegidos a todos, ya que es muy elevado el porcentaje de personas que manifiestan sentirse inseguras.

Advirtió que un deber irrenunciable de la autoridad ante un crimen o delito es la investigación para llegar al conocimiento de la verdad, restaurar el orden de justicia que ha sido violentado, procurar la restauración del daño en la medida de lo posible, asegurar que la persona que cometió el crimen o delito no vuelva a cometerlo, y proporcionarle la posibilidad de readaptación.

Añadió que para conseguirlo, la autoridad cuenta con la fuerza pública que ha de ejercer conforme a derecho y en el respeto de la dignidad que nunca pierde una persona.

“No se trata de eliminar a quien cometió un crimen, sino de que no siga haciendo daño y tenga la oportunidad de readaptarse. Si en el cumplimiento de ese deber hacia la sociedad, la persona que cometió el crimen se opone y agrede, la autoridad ha de emplear la fuerza necesaria para reducirlo, y sólo esa fuerza”, argumentó.

Insistió en que conocer la verdad como un acto de justicia en actos criminales, con la consiguiente reparación de daños en la medida de lo posible, hará menos difícil vivir un proceso de perdón que ayude a las víctimas indirectas de las violencias, a liberarse del odio y los deseos de venganza que les llenan de amargura, que no les permiten vivir y les exponen a ser victimarios.

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