*Dice la secretaria de la Mujer que será una tarea difícil erradicar esas prácticas porque se trata de un cambio cultural
MARCIAL CAMPUZANO
CHILPANCINGO, GRO.
La titular de la Secretaría de la Mujer, Violeta Pino Girón, admitió que en La Montaña y en la Costa Chica de Guerrero no han disminuido los matrimonios forzados y por consiguiente la venta de niñas, pero que se están sentando las bases para erradicar esa práctica que forman parte de los usos y costumbres para que haya pleno respeto a los derechos de las niñas, las adolescentes y las mujeres.
La funcionaria señaló que el abatimiento total de la vieja práctica que comercializa a las mujeres con compromiso de matrimonio, en municipios de La Montaña y en algunos de la Costa Chica, son parte de los retos que tiene el gobierno del estado.
Calificó como trascendente la iniciativa elaborada por el Poder Ejecutivo para erradicar los matrimonios forzados de niñas en Guerrero, “aunque se requiere seguir trabajando desde el ámbito legislativo a favor de los derechos de las niñas y las adolescentes”, con la seguridad de que el Congreso del estado “la aprobará para proteger a las mujeres, a las niñas y a las adolescentes”.
Hay procesos importantes que se están desarrollando sobre todo en los municipios de Igualapa, Tlacoachistlahuaca y San Luis Acatlán de la región de la Costa Chica; y en los territorios municipales de Tlapa, Xalpatláhuac, Metlatónoc, Cochoapa el Grande, Atlamajalcingo del Monte y Alcozauca, que son los 9 municipios de Guerrero en donde está dirigida la estrategia para abatir los matrimonios o las uniones tempranas forzadas, indicó.
En estas tareas participan servidores públicos de dependencias de los gobiernos federal, estatal y de los municipios, sobre todo para prevenir y evitar esas prácticas. También participan hombres de las comunidades, autoridades comunitarias y municipales “hablando del tema”.
Reveló que en los pueblos y comunidades indígenas de Guerrero muy poco o nada se quiere hablar sobre los matrimonios forzados, basados principalmente en la venta de menores de edad, pero que hacen esfuerzos con los presidentes municipales de los citados municipios para abatir esas prácticas que atentan contra los derechos de las mujeres.
Manifestó su confianza de que la iniciativa que elaboró el Poder Ejecutivo para erradicar los matrimonios forzados en Guerrero dará frutos, “no tan pronto porque se trata de un cambio cultural”.
¿Hay resistencias para erradicar la venta de mujeres en Guerrero?
–Sí pero las menos, la más es sumarse, encuentro a hombres y mujeres que me dicen cómo podemos ayudar, y eso desde la perspectiva de los gobierno siempre será recibida muy bien. Agradecemos además cuando la gente dice hagamos una alianza generosa, virtuosa, porque entre gobierno, sociedad y las comunidades necesitamos trabajar juntos para erradicar la violencia y los matrimonios forzados de menores de edad. Respondió.
Violeta Pino admitió que no ha disminuido en Guerrero la práctica de los matrimonios forzados.
“No podemos hablar de disminución, estamos arrancando, es un tema cultural, seamos conscientes, yo no quiero atreverme a decir que ya hoy tenemos disminución, se está atendiendo –el tema- con una estrategia importante en la que participan el gobierno federal el gobierno estatal y los gobiernos municipales; organizaciones de la sociedad civil y autoridades comunitarias”.
La secretaria de la Mujer manifestó que es temprano para decir que está disminuyendo el problema de la venta de mujeres en Guerrero, pero es pertinente decir que los presidentes municipales y las mujeres de las comunidades ya empiezan a hablar del tema que antes era más oculto, “nadie quería hablar”.
Señaló que la estrategia para abatir los matrimonios forzados en Guerrero se mantendrá hasta el 2027, que comprenderá el periodo del actual gobierno del estado.
¿Son más culpables las madres de familia en la venta de niñas por tratarse de una mujer?
–Son las madres y los padres porque son arreglos. Son responsables hombres y mujeres de comunidades donde se arreglan, donde se hacen estos arreglos. Eso es lo que queremos cambiar haciéndolos conscientes, ir a reflexionar con ellos, decir que hay marcos normativos que establecen derechos a las niñas y a los niños y que caminemos juntos en ese sentido, pero son tan responsables la propia familia como la comunidad que a veces lo permite y participa en esos procesos.
Violeta Pino manifestó su optimismo en que cambiará ese tipo de prácticas en Guerrero. Admitió que no será fácil, ni tampoco será en lo inmediato “porque son cambios culturales, pero estoy convencida que sí habrá un cambio”.
Señaló que el combate a la violencia contra las mujeres avanza. Ahora las mujeres hablan, denuncian, hay instituciones, hay Ministerio Público, hay leyes especiales; “yo creo que estamos evolucionando para bien”.