*“Estamos a punto de cumplir el Decenio. No se han notado los impactos de éste. En el caso de México se dio un reconocimiento pero el reconocimiento no nos dio derechos”: Hugo Arellanes
MARÍA RUIZ Y KAU SIRENIO
PIE DE PÁGINA/CDMX
En 2013, la ONU declaró el Decenio Internacional para los Afrodescendientes para impulsar el pleno disfrute de los derechos de las personas de ascendencia africana. El Decenio comenzó en 2015 y terminará en diciembre del 2024. En México, sin embargo, poco ha cambiado.
Para esta segunda celebración del Día Internacional de los afrodescendientes, declarado apenas en 2021, Pie de Página conversó con el fotógrafo Hugo Arellanes, integrante del colectivo Huella Negra, que busca visibilizar a las poblaciones afrodescendientes; y con el cineasta Andrés Lo Sánchez, que forma parte de Cardumen Lab, un proyecto que impulsa el arte de personas afrodescendientes y cuestiona los discursos racistas en su contra.
El decenio declarado por la ONU tiene tres pilares: reconocimiento, justicia y desarrollo. Para Hugo Arellanes el reconocimiento se ha dado a medias pero en el caso de la justicia y el desarrollo todavía falta mucho. Es por ello que dentro de la conversación de grupos de activistas se habla de la posibilidad de pedir a la ONU una extensión para dar seguimiento a estas acciones.
“Estamos a punto de cumplir el Decenio. No se han notado los impactos de éste. En el caso de México se dio un reconocimiento pero el reconocimiento no nos dio derechos. Menciona que existimos pero no hay avance en políticas públicas y leyes secundarias para comunidades. Se están haciendo consultas públicas para saber cómo queremos ser incluidos pero son una simulación del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, porque cuando van al territorio lo que ocurre es que llevan una agenda y las comunidades tienen que decir solo sí o no, sin información”, expone.
El racismo sigue
matando
Arellanes destaca lo señalado por Pastor Murillo, representante de la ONU en México, durante una reunión que tuvieron en días pasados en la CNDH: las poblaciones afro tienen impactos distintos y específicos en contextos como la pandemia, la crisis climática, las necropolíticas de Estado, la migración, la distribución del voto.
En México en la migración se puede medir el racismo y es una de las preocupaciones de activistas afro: “Está ocurriendo que las poblaciones afro que llegan a México están siendo tratadas peor que animales, tanto en el sur como en el norte, algo que me gustó mucho que dijo Pastor Murillo es que los migrantes tienen color. Quienes no tienen la tez morena no son migrantes, son turistas. Esto hace tan evidente el cómo funciona el racismo en México, el cual hemos normalizado”.
En estos últimos años el asesinato de George Floyd por la policía en Mineápolis impulsó las manifestaciones contra el racismo principalmente en EEUU, pero también en otros países. El caso, destaca Hugo Arellanes, es sumamente relevante para visibilizar que el racismo mata.
Reconocimiento
de papel
En México, el Congreso aprobó en 2019 la reforma constitucional que reconoce a los pueblos y comunidades afromexicanas, cualquiera que sea su autodeterminación, como parte de la composición pluricultural de la nación y garantiza su libre determinación, autonomía, desarrollo e inclusión social.
Desde entonces activistas luchan por exigir al Estado Nación se les voltee a ver en las acciones, en programas, en políticas públicas. Se siguen sintiendo invisibilizados.
“El INPI ni siquiera nos menciona, se ha pedido que se agregue a los afros en la parte del nombre, que sea Instituto Nacional de Pueblos Indígenas y Afromexicanos”.
Otro importante señalamiento es el uso de las personas afro para tener discursos incluyentes o el recordarles únicamente en fechas como los días internacionales:
“Se acuerdan cada tiempo de nosotros. No queremos estar asistiendo a reuniones inútiles donde no se va a dar seguimiento después porque esto lo hemos expuesto en muchos espacios y es como si cada vez que vamos nos vuelven a preguntar lo mismo” cuenta.
El uso es muy visible en por ejemplo las elecciones, los partidos están obligados a tener candidatos indígenas y afromexicanos pero la gente está mintiendo y usurpando sus espacios.
“Queremos hacer un llamado a la Comisión de Derechos Humanos a que hagan un acompañamiento más cercano porque no sirve de nada que existan estas acciones afirmativas si no vamos a poder acceder a estos espacios de toma de decisión”, denuncia Arellanes.
En el tema del reconocimiento, otra de las peticiones es la de realizar un nuevo censo en 2025 ya que el realizado en 2020 presentó varias irregularidades y no contó con una buena campaña informativa previa y de sensibilización, acusa el fotógrafo. Además de que la pandemia impidió una realización adecuada de las encuestas.
“Queremos datos desagregados para saber la situación económica de las poblaciones afrodescendientes, para saber qué está pasando dentro de poblaciones como mujeres o niñez, saber cuántos feminicidios y sobre el acceso a la educación”, comenta Arellanes.
Perfilamiento racial
Durante los días previos al censo del INEGI del 2020 se realizó una campaña llamada Afrocenso pero ésta no contó con suficiente difusión. Esta falta de información y sensibilización en la población mexicana impactó en los resultados. Hubo personas que se enojaron cuando los encuestadores les preguntaron si se consideraban afromexicanos o afrodescendientes.
“Se necesita una sensibilización constante en medios y en diversos espacios. Dentro del INEGI había encuestadores que si la gente no se veía ‘afro’ no les preguntaban. En Veracruz hubo gente que dijo ‘nosotros no somos africanos somos negros o jarochos’, ‘yo no soy afro’, porque hay varias formas de autonombrarse. Hay personas que al día de hoy, con todo y que militan, piden se les nombre afro a secas o dicen ‘yo soy negra’ pero, ¿qué pasa con quienes recién migran y dicen no me digas afro, yo soy camerunés. Afro es un término que se puede usar como paraguas de manera respetuosa pero en la práctica se puede volver una forma de las instituciones de invisibilizar”, explica el cineasta André Lo Sánchez.
“Hay personas que se están dando cuenta del potencial de autorreconocernos no sólo de una postura de reivindicación política sino también de historias de vida porque ha habido marginación, discriminación… y darse cuenta que hay más gente a tu gente generando otro tipo de colectividad es muy bonito”.
Para Lo Sánchez uno de los problemas que persisten es el perfilamiento racial, que dependiendo de cómo te veas te traten y que en las acciones sigan sin reconocer a los y las afros como parte de la población mexicana: “Viajé a Veracruz y de regreso la policía me preguntaba de dónde era. De nada sirve decirles que eres afromexicano y recitarles la ley, esto sigue pasando”.
Una de las observaciones puntuales que hace el cineasta es la complejidad de los discursos de reconocimiento de instituciones como el INPI, las cuales afectan a poblaciones afro urbanas como las que habitan el Estado de México y la CDMX, a quienes al no tener figuras como la de comisario ejidal o comuneros se les invisibiliza.
“El tema de no ver las dinámicas complejas que hay es que hasta en espacios de formación siguen esperando que si hablo de afrodescendencia quieren ver tambores, escuchar del sabor, de la alegría , que existe pero si solo se ve eso es exotizante” recalca.
De acuerdo lcon el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), , en México habitan dos millones 576 mil 213 personas que se consideran afrodescendientes y representan 2 por ciento de la población total del país.
Esta población tiene presencia en Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Ciudad de México y Estado de México. La condición en que viven los afromexicanos es paupérrima. La falta de escuelas, centros de salud, agua potable es una constante en las comunidades afro de Guerrero.
De acuerdo con un análisis de México Social, en 2015 el promedio de analfabetismo nacional fue de 5.5 por ciento en la población de 15 años y más, pero en los municipios con mayor proporción de población afromexicanana aumentó a 15.7 por ciento.
En esos mismos territorios, el porcentaje de personas con ingresos de hasta un salario mínimo es de 14.6 por ciento, casi el doble que la media nacional, de 7.8 por ciento.
*Este trabajo fue elaborado por el equipo de Pie de Página y lo reproducimos como parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie.