* Por la forma en que le sujetaron los brazos con las esposas hacia la espalda, el periodista creyó que lo asesinarían
ROGELIO AGUSTÍN/SNI
CHILPANCINGO, GRO.
“El 11 de enero creí que era el último día de mi vida”, señala el periodista Jesús Pintor Alegre, al hacer una relatoría rápida de lo que sucedía durante las últimas horas de su cautiverio de más de dos semanas, a manos de una organización criminal.
Pintor Alegre fue acusado de ser parte del equipo de “Escenario Calentano”, página de Facebook creada hace cinco años por Alan García Aguilar, de quien hasta el momento se desconoce el paradero.
La madrugada del 12 de enero, Pintor Alegre fue abandonado en la orilla del río Cuirio, casi en la entrada de la cabecera municipal de Coyuca de Catalán, luego de más de dos semanas de permanecer privado de la libertad, esposado de las manos y con los ojos vendados para que no se diera cuenta de la identidad de sus captores.
“Bájate cocho”, le dijeron los supuestos sicarios que lo tuvieron en su poder, el cayó sobre una zona pedregosa a la orilla del río, rebotó del suelo pero eso no le importó mucho, pues al escuchar que la camioneta de sus agresores se alejaba, pudo asimilar que ya lo dejarían libre.
“Me quité la venda y cuando me di cuenta estaba en un lugar solitario, luego vi que cerca estaba Fernando Moreno y le comenzamos a gritar a Alan, lo buscamos por un buen rato y no lo encontramos”, apuntó.
“Siendo fatalistas, hasta llegamos a pensar que Alan podría estar flotando, porque nos dimos cuenta que estábamos a la orilla del río, pero no lo encontramos”, anota.
“Sentí que era mi último día de vida”
Pintor reconoce que la presión que ejercieron los integrantes del gremio periodístico, en Guerrero y el resto del país fue determinante para lograr su liberación, por lo que asume que hoy se siente respaldado.
“La verdad es que sentí un gran calor, una gran familiaridad, no lo esperaba, fue algo grandioso”, anotó.
Luego relata que es lo que vivió horas antes de que fuera liberado por sus captores.
“El 11 de enero pensé que era el ultimo día, pero de mi vida, cuando ya estaba a punto de sentirme tranquilo, sucedió que me trasladaron a un lugar, yo iba yo esposado por la parte de adelante, lo que en el argot criminal tiene una lectura muy clara”.
Continuó: “Si te llevan con las esposas por delante, quiere decir que estás a un paso de ser perdonado, pero si llevas las esposas por detrás, entonces estas a punto de ser asesinado”.
Explica: “Yo pedí orinar, me dejaron bajar, pero ya cuando me iba a subir a la camioneta me detienen y me ponen las esposas hacia atrás (como si lo fueran a matar), entonces pregunté por lo que estaba pasando”.
Con las esposas hacia la espalda, fue llevado a la batea de una camioneta, en la que se acostó de lado, por el dolor intenso que le provocarían las esposas si se recargaba en ellas.
Luego, mientras permanecía tirado con los ojos vendados, quienes lo tenían sometidos comenzaron a torturarlo psicológicamente: “Hablaban entre ellos en voz alta, decían que querían una pierna, un pedazo de mano, luego me pusieron un mono o musaraña, un animal que comenzó a carcomer el vendaje que tenía en los ojos”.
“Me dieron toques en los tobillos”, anota.
“Yo pensé que era el último día de mi vida, pero me quitaron las esposas después de un rato, me llevaron a la orilla del río Cuirio y después me dejaron libres”.
Ese día, Pintor Alegre sostiene que pensó que lo asesinarían, pero sus captores estuvieron jugando con él, torturándolo psicológicamente para luego abandonarlo.