REDACCIÓN/ANG
CHILPANCINGO, GRO.
PRI en Guerrero inicia el año dividido por la pugna entre el ex gobernador, Héctor Astudillo Flores y el dirigente nacional de su partido, Alejandro Moreno Cárdenas, quien se agandalló la aplicación de su periodo.
Derivado de la pugna y denuncia interpuesta por Astudillo Flores ante el INE y posteriormente el TEPJF, diversos actores políticos como Manuel Añorve Baños, no se sumaron a la decisión de Astudillo Flores.
Lo que provocó un cisma entre Astudillo Flores y Añorve Baños, mientras que el dirigente estatal del PRI, Alejandro Bravo, para cuidar su puesto optó por mantenerse neutral e institucional entre la pugna Astudillo-Alito.
Lo cierto es que la imagen del dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, huele y es percibida como de las más corruptas, lo que llevará a socavas todavía más a este partido que está en una declive histórica.
Aquí en Guerrero, el dirigente del PRI tiene la titánica tarea de conciliar a los liderazgos, sobre todo a Astudillo Flores y Añorve Baños. Pero por lo incompetente de Alejandro Bravo, eso no ocurrirá.