REDACCIÓN/EFE
NUEVA YORK
La Fiscalía estadounidense continúo este miércoles el interrogatorio al narcotraficante mexicano Tirso Martínez Sánchez en el juicio contra Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública bajo el Gobierno de Felipe Calderón.
Sin embargo, la Fiscalía cambió el foco de sus preguntas tras las críticas del juez Brian Cogan, quien se opuso a tomar en cuenta testimonios de ‘El Futbolista’ por estar basados en “rumores” y ser “pérdidas de tiempo”.
Martínez, testigo cooperante de la Fiscalía, y que ya cumplió una condena reducida en Estados Unidos, estaba encargado del envío de cocaína del cártel de Sinaloa a Estados Unidos por tren desde México a tres ciudades estadounidenses: Los Ángeles, Chicago y Nueva York.
Cambia
enfoque
La Fiscalía, si bien renunció a preguntarle a su testigo directamente sobre García Luna, sí que lo interrogó sobre el conocimiento general entre los narcos del Cártel de Sinaloa de si se practicaban sobornos a la Policía federal, la militar, la judicial y la municipal.
En este sentido, Martínez indicó que en dos ocasiones en las que estaba preocupado por posibles incautaciones de su mercancía, dos miembros del cártel lo tranquilizaron asegurando que todas las agencias de seguridad estaban compradas.
Martínez contó que en una ocasión el capo Vicente Carrillo le dijo “no sea miedoso, cabrón”, antes de insistir en que Ismael ‘El Mayo’ Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, tenía “todo arreglado con los altos mandos de la federal, el Ejército, la judicial. Pocos cabrones tienen los arreglos que él tiene”.
Más allá de insistir en los sobornos, le preguntaron por los beneficios de la droga y sus actividades en Nueva York, donde, según el testigo el grupo vendía drogas porque en esta ciudad los clientes pagan más por la cocaína.
El proceso contra García Luna, exsecretario de Seguridad de Felipe Calderón (2006-2012), arrancó el pasado lunes con los alegatos iniciales de la Fiscalía y la defensa y el testimonio del narco Sergio Villarreal Barragán, alias ‘El Grande’, que aseguró que presenció, a partir de 2001, el pago de sobornos al exsecretario mexicano a cambio de su ayuda a los narcos en su negocio y en la lucha contra clanes rivales.
Los abogados de García Luna centran su defensa en que la Fiscalía no tiene pruebas “objetivas” como videos, fotografías, documentos o grabaciones y en que ha construido el caso sobre “rumores” y declaraciones de criminales y asesinos que han aceptado testificar en busca de una reducción de sus condenas.