GRÁFICO DE GUERRERO
CHILPANCINGO, GRO.
Las personas no desaparecen. Están no localizadas.
Karen Melissa Peñaloza Martínez cumplió 21 años el 4 de marzo, no hubo festejo porque lleva 44 días sin saberse de ella.
Estudiante de la Facultad de Derecho de la UAGro y nacida en Cuajinicuilapa, Guerrero.
El 31 de enero se supo que iría de Chilpancingo a Petaquillas, un recorrido de unos 20 minutos. En el lugar donde rentaba dejó a su perrito Tito que no abandonaría voluntariamente. Sus cosas puestas tal cual en su lugar. Nada indicada que Melissa no tenía la intención de regresar.
Las circunstancias por las que la familia no sabe de una persona son diversas y coincide un sentimiento: la vida se paraliza, la angustia y miedo te hacen pensar en lo peor.
La incertidumbre te deja sin dormir, sin comer. Los días no se viven, se transitan en automático.
Te enfrentas a una realidad que no la quieres vivir. Las familias de las personas que están no localizadas se convierten en las propias indagadoras de su paradero.
¿A dónde iba? ¿ Con quién? Recorren una y otra vez la ruta que tomó o donde creen que estuvo. Con miedo, siempre con miedo.
Melissa tenía poca actividad en su red social de Facebook. El 22 de julio cambió su foto perfil y escribió: “Siendo la mejor versión de mí, la más bonita y feliz”.
Su última publicación fue el 27 de octubre del año pasado. Sólo una N y compartió un pensamiento que decía: “Qué linda amistad teníamos, te extraño tanto a veces”.
La ausencia de Melissa destroza el corazón, tantas preguntas sin respuesta.
Una búsqueda silenciosa y los días que pasan sin saber de ella son una tortura para quienes la aman.
Por favor:
Que este mensaje llegue a quienes tenga que llegar.
Que toque los corazones de quien tenga que tocar.
Que haya compasión para quienes buscan a Melissa y para ella misma.
Por favor.