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Tlacolol: Obispo emérito: relaciones bajo sospecha

AMAPOLA PERIODISMO
CHILPANCINGO, GRO.

Guerrero se vive una disputa entre organizaciones criminales en las regiones de la Sierra, Costa Grande y Norte, principalmente. Buscan el control del territorio para la explotación de los recursos naturales (minerales, madera, agua) y las rutas del trasiego de drogas, también el cobro de cuota, extorsiones. Todo esto provoca desplazamientos de pueblos completos y asesinatos.

Esta violencia ya tocó la religión católica. Hace unos días pobladores de Taxco denunciaron el intento de extorsión a penitentes que participan en la Semana Santa, aunque lo que realmente nos sorprende es que, a pesar de todo, la jerarquía católica guarde silencio, incluido el obispo emérito, Salvador Rangel Mendoza, uno de los principales críticos en el gobierno del priísta Héctor Astudillo Flores.

¿Será porque aún esa violencia no llega a la zona que domina la organización criminal de la que desde hace algunos años decidió convertirse en su vocero?

Sea o no el caso, y ahora que ya se acerca Semana Santa, decidimos analizar la relación de las organizaciones criminales con la religión en nuestro estado.

Al menos en Guerrero esta relación no es nueva, desde la llegada de Rangel Mendoza como obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa ha expresado públicamente sus reuniones e intervenciones primordialmente con Los Ardillos.

En Taxco los religiosos siempre estuvieron plegados al poder, principalmente político, y no es extraño que desde hace años también se hayan doblegado ante el poder criminal, demostrado con su silencio ante la violencia que padece la ciudadanía, pero sigue dejando su diezmo cada domingo.

La actuación de algunos jerarcas religiosos en Guerrero nos recuerdan al ex nuncio apostólico del Vaticano en México, Jerónimo Prigioni, quien en el gobierno de Carlos Salinas protegió al sacerdote pederasta Marcial Maciel y presumía las reuniones que tenía con los líderes del grupo criminal de los hermanos Arellano Félix, en Tijuana.

Durante los gobiernos priístas de Ángel Aguirre Rivero (1996-1999), René Juárez Cisneros (1999-2005) y otra vez de Ángel Aguirre (2011-2014, esta vez postulado por el PRD), la mayoría de los obispos de Guerrero gozaban de privilegios del poder: contaban con vehículos y hasta tenían a disposición las aeronaves del gobierno estatal cuando tenían urgencia de viajar por alguna situación personal.

Pero centrémonos en Rangel Mendoza que llegó a Guerrero en 2015 y hasta su supuesto retiro, el año pasado, se ganó la fama a nivel nacional e internacional como un obispo que pacta treguas con el crimen organizado o que habla con los líderes de estos grupos vinculados a los sectores económicos y políticos de Guerrero.

El prelado intervino desde 2018 cuando se desató una confrontación en la Sierra de Leonardo Bravo y Heliodoro Castillo entre grupos de Los Tlacos y el Cártel del Sur, que también desplazamientos y desapariciones.

Después, el propio Rangel Mendoza presumió que intervino en el conflicto entre Los Tlacos y Los Ardillos por la capital del estado.

Rangel Mendoza mantuvo un pleito enfrascado con Astudillo Flores y con su secretario general de Gobierno, Florencio Salazar Adame, lo que le ganó, según el propio obispo emérito, que no pudiera recorrer varias comunidades y zonas de la Sierra de Heliodoro Castillo, por supuestas amenazas del líder de Los Tlacos, Onésimo El Necho Marquina Chapa.

Con la llegada de Evelyn Salgado Pineda a la gubernatura, Rangel Mendoza buscó renovar esa relación con el estado, rota con Astudillo, pero ya con la fama de sus reuniones en Quechultenango y Tixtla “con los señores”, cómo él se refiere a los líderes criminales, la mandataria no le dio entrada, además porque públicamente recibió en su casa durante campaña al priísta Mario Morena Arcos y criticó a su papá, el senador Félix Salgado Macedonio.

Rangel Mendoza, a la primera oportunidad y hasta el último de sus días como obispo, alentó al gobierno estatal para que dialogara con los líderes criminales para controlar las confrontaciones en la capital desatadas por la venta y distribución de pollo.

Relegado nuevamente, Rangel Mendoza lanzó lo que muy pocos sabían, que en el conflicto en la capital había un tercer grupo, Los Jaleacos, un grupo armado separado de Los Tlacos. Tras la masacre de 22 personas, el 5 de octubre del 2022 en San Miguel Totolapan, señaló que “Guerrero está empeñado con los grupos del crimen organizado” derivado de los compromisos adquiridos en campaña por gente de Salgado Pineda.

Aun cuando mencionó que al entregar la diócesis Chilpancingo-Chilapa en abril del año pasado se retiraría a Cuernavaca, Morelos, se sabe que Rangel Mendoza tomó por hogar la parroquia de la virgen de La Natividad, en el barrio de El Santuario, en Tixtla, una de las ciudades-bastión de Los Ardillos.

En Guerrero estamos acostumbrados a que quienes mandan no sean los elegidos legalmente, y con Rangel Mendoza no es la excepción, y como otros eméritos, es quien toma muchas decisiones en la diócesis.

Sin embargo, parece que tras las últimas semanas de violencia en Tierra Caliente, Costa Grande, la Sierra y zona Norte, Salvador Rangel realmente dio un paso atrás y dejó de criticar la inoperancia del gobierno estatal.

Lo que nos llevó a reflexionar si no ha salido a denunciar o pedir la intervención es porque esa violencia aún no toca las zonas donde están asentados “los señores” de Los Ardillos.

¿Por qué teniendo ya la oportunidad de retirarse de Guerrero, un estado empobrecido y con un repunte de violencia, decidió quedarse e instalarse en Tixtla?

¿Cuándo esa violencia toque Quechultenango, Chilapa, Ayutla, Acatepec, Tixtla, Hueycantenango, Mochitlán o Petaquillas saldrá nuevamente a ofrecerse como mediador para lograr la paz?

Las declaraciones de personajes como Rangel Mendoza son necesarias en estos momentos, más aún, porque se fraguan nuevas alianzas criminales, pactos políticos y, lo peor que puede pasar en Guerrero, es como se vislumbra, impere el silencio.

Chirrionazo: El delegado estatal de la Secretaría del Bienestar, Iván Hernández Díaz, sí que es listillo. Resulta que este martes 28 de marzo acarreó, perdón, movilizó a más de 1,000 trabajadores de esa dependencia para la reunión de evaluación de los Bancos del Bienestar en Guerrero que se realizó en el Fórum Imperial en Acapulco. Ahí, el delegado dio línea a los servidores de la nación para que le echaran porras al “preciso”, Andrés Manuel López Obrador, e incluso a unísono le gritaron que se reeligiera.

Precisamente este martes 28 se cumplió un mes de que el servidor de la nación, Miguel Huerta Torres, fue privado de su libertad por una mujer y un hombre armados en la comunidad  Temaxcalapa, en Taxco. ¿Hernández Díaz le pidió a López Obrador que intervenga para localizar a Huerta Torres? Lo dudamos. Lo que sí es cierto es que Hernández Díaz, aliado del clan de los Salgado, ya se prepara para buscar un nuevo hueso en el 2024.

Nota: En esta edición del Tlacolol estrenamos el Chirrionazo del pueblo, un apartado que será nutrido con información que los lectores nos hagan llevar a través de nuestras vías de comunicación. Este es el primero:

Chirrionazo del pueblo: El que no quiere responder nada es ni más ni menos que uno de los catrincitos, Jesús Urióstegui García. Resulta que a través de la plataforma de transparencia una ciudadana le solicitó que le proporcionara el currículum, su plan de trabajo sexenal, su programa de trabajo anual y el presupuesto del director general de Atención a Jornaleros Migrantes y Asuntos Internacionales, Víctor Hugo Rafael Zayas Pérez. De paso también lo acusaron de desconocer la problemática que viven los jornaleros, además de darles un trato indigno e insensibles.

¿Por qué se negó el catrincito? Acaso será porque el funcionario no cumple el perfil para estar en ese cargo. Pues, según la solicitud de información, Zayas Pérez se la pasa en la Ciudad de México y su última experiencia laboral es de youtuber en temas “ecoturísticos”.

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