Inician rituales de petición de lluvias en las comunidades nahua del estado

ITZEL URIETA
AMAPOLA PERIODISMO

Este 23 de abril comenzaron los rituales de petición de lluvias en las comunidades nahuas de la zona Centro del estado, tradiciones ancestrales que son el resultado del sincretismo religioso de cientos de años.

Los rituales de petición de lluvias datan de la época prehispánica y muchas comunidades nahua de Guerrero aún mantienen estos rituales vigentes.

Uno de los lugares donde realizan su ritual de petición de lluvias es Apango, cabecera municipal de Mártir de Cuilapán.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ya no considera a Apango como población originaria, pero la realidad es que muchas de sus tradiciones son preservadas por la población, entonces, esta categoría discrepa con el entorno actual.

En Apango todo comienza con las cruces, un elemento católico, las cuales están a cargo de un mayordomo, quien las resguarda durante un año. Estas cruces son llevadas en procesión a cuatro cerros distintos para hacer la petición de lluvias; son zonas generalmente alejadas de los pueblos.

En esta procesión van los mayordomos, y detrás los representativos tigres de la región Centro, quienes cargan la ofrenda.

“El tigre es el que lleva el alimento al cerro. Llevan ofrenda, llevan frutos y granos como maíz y frijol”, mencionó la promotora cultural e investigadora de los pueblos originarios, Tonantzin Beltrán Cortés.

Este lunes 24 de abril subieron a Oztotempa, un lugar ceremonial para los pueblos nahuas, un espacio donde convergen más de 38 poblados sólo para ofrendar “al pozo”.

En Oztotempa hay un gran cráter, ahí ofrendan comida, animales, flores y pan para pedir por un buen temporal de lluvia y cosecha.

El rito de petición de lluvias que se realiza en varios municipios de la entidad, “actualmente emana de un sincretismo religioso, por la presencia en ellos de aspectos de la cosmovisión prehispánica mesoamericana y gestos religiosos principalmente del catolicismo”, dijo Beltrán Cortés.

Estos rituales se dan principalmente en los meses de abril y mayo, antes de que comience la temporada de lluvia.

Este tipo de rituales no son exclusivos de los pueblos nahuas, hay registros que los me´phaa y ñu savi también tienen sus propios rituales.

En algunos rituales en los pueblos originarios combaten cuerpo a cuerpo, hay ofrendas de alimentos y aves para la tierra, a los aires y a los guardianes de los lugares sagrados que permitirán un buen temporal.

“Es una cosmovisión mesoamericana todavía vigente, pero al mismo tiempo rezan a la santa Cruz, se añaden a estas prácticas imágenes religiosas y rosarios elementos principales de la religión católica”.

Para Beltrán Cortés, este tipo de rituales demuestran la capacidad de las pueblos originarios de persistir en sus cultos sagrados y su vínculo con la naturaleza.

Con el paso de los años estos ritos se transformaron para perdurar en el tiempo.

“Las comunidades indígenas adoptaron estrategias frente a la imposición eclesiástica de la iglesia católica, aceptando los símbolos de la religión dominante, pero manteniendo prácticas de cultos tradicionales como es el de petición de lluvias”.

Con estos rituales se concluye que “el occidentalismo no ha podido lograr la desarticulación del pensamiento mítico y su relación con la interpretación del cosmos y de la vida”.

En Oztotempa convergen varios pueblos originarios, de acuerdo con Sixto Tecorral Sánchez, habitante nahua de la población de Tixtla, para pedir por un buen temporal.

Tecorral Sánchez tiene 70 años y asiste al ritual de petición de lluvias a esta comunidad desde que tiene ocho.

Recuerda que acompañaba a su abuelo y, desde entonces, no ha falta ningún año, a excepción del 2020, por la pandemia de la Covid-19.

Sixto conoce bien la tradición y el ritual. Lo que más admira y le gusta es la originalidad que ha mantenido el pueblo.

“Han querido guardar la originalidad de las cosas, esto lo han hecho nuestros padres, nuestros abuelos y bisabuelos y así se va a seguir haciendo”, comenta.

“Nuestra cultura debe sobrevivir al embate de la globalización, es una tarea ardua, pero el involucrar a los más jóvenes para heredarles esta importante labor es una raíz de esperanza que nos hace sentir que nuestro destino, encaminado a la extinción como pueblos indígenas, aún puede cambiarse”, agrega.

De acuerdo con la antropóloga Rosa Icela Robles Jiménez, para estos pueblos los rituales de petición de lluvias son muy importantes. “Es una ceremonia ligada al ciclo agrícola, con un grado de sincretismo importante porque se fusiona la cosmovisión prehispánica y la religión católica”, comentó Robles Jiménez.

Estos rituales implican un sistema de símbolos, como el jaguar, la cruz y la ofrenda. Con estos se pide por el agua, se ofrenda el sacrificio y se agradece por lo ya dado.

“La petición de lluvia está vinculada también a la protección de los recursos naturales, en este caso el agua, y en estas ceremonias se involucran deidades prehispánicas, como Tláloc, Chalchihuitle y otros”, agregó.

Los rituales que aquí mencionados son sólo una muestra de los que ocurren en las comunidades de Guerrero.

Todos los rituales, aun cuando no todos son iguales, su realización depende del lugar, creencias y cultura de los pueblos, persiguen el mismo fin, las buenas lluvias.