Un expresidente, una actriz y un abogado que de fiel amigo pasó a ser el peor rival
*El hecho en cuestión no habría pasado de ser una de las múltiples acusaciones de infidelidad o incluso acoso vertidas contra Trump en estos últimos años si no fuera porque en 2016, unos días antes de las elecciones que llevaron al dirigente republicano a la Casa Blanca, Daniels recibió un pago de 130 mil dólares
EUROPA PRESS
MADRID/ES.
La imputación del expresidente Donald Trump, en un hecho inédito en la historia de Estados Unidos, deriva de un caso que se remontaría a 2006 pero que no vio la luz hasta 2018, cuando la actriz Stephanie Clifford, conocida como Stormy Daniels, señaló de manera directa y en público al magnate por un presunto ‘affaire’ extramatrimonial que acarreaba múltiples derivadas legales.
Según Clifford, el encuentro en cuestión tuvo lugar en julio de 2006, durante un torneo de golf benéfico que habría terminado con ambos en una habitación de un hotel en Lake Tahoe, situado entre California y Nevada. El expresidente, que por aquel entonces estaba casado con su actual esposa -de hecho acababa de dar a luz- siempre ha negado que mantuviese alguna relación sexual con la actriz.
El hecho en cuestión no habría pasado de ser una de las múltiples acusaciones de infidelidad o incluso acoso vertidas contra Trump en estos últimos años si no fuera porque en 2016, unos días antes de las elecciones que llevaron al dirigente republicano a la Casa Blanca, Daniels recibió un pago de 130 mil dólares.
Con este dinero, en el que medió el entonces abogado de Trump, Michael Cohen, el magnate se garantizaba supuestamente el silencio de Clifford. La actriz alega que aceptó el dinero por temor a la seguridad de su familia, ya que afirma que recibió algún aviso previo: en 2011, un hombre se le acercó en un aparcamiento de Las Vegas para decirle que “dejase en paz a Trump”, siempre según su versión, tras pactar una entrevista.
Dicha entrevista, con la revista In Touch, no vio la luz en su totalidad hasta 2018, el año en que el escándalo terminó de saltar por los aires. Clifford habló largo y tendido en televisión, a costa de verse amenazada por una demanda millonaria en la que el equipo legal de Trump alegaba que la actriz estaba violando un acuerdo de confidencialidad.
Este tipo de acuerdos son legales, en la medida en que está permitido pagar a alguna persona a cambio de su silencio, pero en este caso el matiz está en que se hizo poco antes de unas elecciones. Por tanto, dudas éticas aparte, gran parte de las dudas sobre este caso giran en torno a si Trump pudo violar la normativa referente a las campañas.
El papel
de Cohen
Cohen reconoció en 2018 su culpabilidad por varios delitos, incluida la violación de las normas financieras en campaña, por varios pagos, entre ellos el realizado a Stormy Daniels. Inicialmente, dijo que había actuado por su cuenta, pero bajo juramento terminó declarando que Trump le encargó personalmente que entregase los 130 mil dólares a Clifford y le devolvió una cantidad equivalente.
El expresidente ha reconocido el pago a su antiguo abogado, pero ha negado irregularidades, así como la presunta relación extramatrimonial que está en el origen de todo este caso.
Por ahora, el único que ha rendido cuentas por este escándalo ha sido Cohen, condenado a tres años de cárcel en 2018 y que ha terminado por ser la pieza clave al pasar de aliado a enemigo declarado de Trump. El exabogado llegó a decir que recibiría un disparo por su otrora amigo, pero ahora reclama abiertamente que el proceso avance, caiga quien caiga.
La audiencia
Donald Trump se sentó solemnemente en un tribunal de la ciudad de Nueva York el martes mientras los fiscales lo acusaban de 34 cargos de delito grave por falsificación de registros contables que derivaron de una investigación sobre pagos a cambio del silencio de dos mujeres. El primer expresidente de Estados Unidos en ser acusado de cometer delitos graves se declaró inocente de todos los cargos.
Trump ha negado haber cometido alguna acción indebida, ha criticado la investigación, ha afirmado que el acta de acusación en su contra era una “persecución política” y predijo que el caso afectaría a los demócratas en las elecciones de 2024. Los abogados de Trump han dicho que el expresidente “no cometió ningún crimen” y manifestaron que van a “luchar con vehemencia contra esta acusación con motivos políticos en los tribunales”.