Albañilas ayudan en construcción de camino artesanal de Ocotequila
MARLÉN CASTRO
AMAPOLA PERIODISMO
A la orilla del camino rural a Ocotequila se observa algo insólito en una comunidad nahua: hay albañiles y albañilas participando codo a codo en la construcción de la vía.
“Al principio, los hombres no querían que las mujeres trabajaran también, pero son las reglas de operación establecidas en los caminos rurales y se tuvieron que adaptar”, cuenta Diego Ramírez González, secretario general del Comité de Participación Social.
El camino artesanal en Ocotequila registra un 68 por ciento de avance en esta que es la primera etapa en la que se tienen contemplados 4,800 kilómetros. Si hay segunda y tercera etapa pavimentarán los 12 kilómetros de distancia entre Copanatoyac, la cabecera del mismo nombre del municipio nahua en la Montaña alta, y Ocotequila.
La construcción del camino rural es la segunda vía rápida por la equidad de género en Ocotequila. La primera fue la declaración de invalidez de la elección del comisario municipal de Ocotequila por parte del Tribunal Electoral del Estado de Guerrero, en febrero del 2002, por negar el voto a las mujeres.
En enero del 2022, el pueblo nahua de Ocotequila se hizo famoso a nivel nacional e internacional, cuando por primera vez un grupo de nueve mujeres, encabezadas por María Antonia Ramírez Marcelino, se presentó a la Comisaría Municipal para solicitar que las dejaran votar en la elección del comisario. Los hombres les negaron ese derecho, aludiendo “usos y costumbres”, la justificación perfecta para no razonar con argumentos los derechos de las mujeres.
Las nueve mujeres interpusieron un juicio electoral para la protección de sus derechos políticos y el 2 de febrero del 2022, el Tribunal Electoral del Estado de Guerrero ordenó la anulación de la elección y la celebración de nuevas votaciones. El 13 de febrero del 2022, por primera vez en la historia del pueblo de Ocotequila, votaron las mujeres.
Los primeros cuatro kilómetros con 800 metros que se construyen de camino rural son la segunda vía rápida a la equidad de género en esta comunidad rural nahua.
El Comité Comunitario de Participación Social anunció que se contrataría a hombres y a mujeres para construir el camino rural y, como en las elecciones del comisario, los hombres y también algunas mujeres se oponían a que hubiera mujeres en ese trabajo.
“Decían que las mujeres no tienen la fuerza para cargar lo que los hombres cargan, a lo mejor sí, pero pueden dividir el peso en dos partes y dar dos viajes en vez de uno, decíamos en las asambleas”, cuenta María Antonia Ramírez Marcelino, la mujer que encabezó la petición de votar por primera vez en la elección de comisario y ahora forma parte del Comité Comunitario del Camino Rural.
Además, agrega Diego Ramírez González, no era opcional contratar a hombres y mujeres para los trabajos de albañilería, así viene establecido en las reglas de operación del programa. “Lo que había que hacer era ver qué trabajos harían las mujeres. Dijimos a lo mejor les lleva más tiempo, pero pueden hacerlo”.
Las albañilas de Ocotequila llegan a la obra con la ropa habitual que usan en casa: falda, blusas y huaraches, pero algunas para estar cómodas y sentirse seguras dejaron a un lado la falda y comenzaron a usar pantalón, también se quitaron los huaraches para dar paso a los tenis. Como los hombres cargan bultos de cemento y latas de mezcla. Todos los habitantes de Ocotequila han visto que ser mujeres no les impide trabajar en actividades que antes creían sólo son para hombres.
Las reglas de operación del programa de los caminos rurales establecen que por cada tres hombres contratados debe haber una mujer.
“Al principio no nos habíamos dado cuenta de estos porcentajes y contratamos el mismo número de hombres y mujeres, después ya vimos que no era así y nos acoplamos a la regla”, indica Antonia Ramírez.
El Comité Comunitario de Participación Social asegura que, con los meses, el disgusto en la comunidad por contratar mujeres se disipó y ahora todos en el pueblo están contentos, primero porque hay trabajo para muchos y porque pronto se cumplirá el sueño de un camino en el que transitarán todo el tiempo, sin importar las condiciones del clima.
Generalmente el Comité de Participación tiene contratados en la obra un promedio de 100 personas, a veces son menos. La última semana contrataron a 14 con la categoría de albañiles, los que cobraron 2,700 a la semana, que equivale a 450 el día y 68 ayudantes hombres y 18 ayudantes mujeres, a quienes les pagan 250 el día, 1,500 a la semana.
Desde mayo a la fecha en Ocotequila, una comunidad migrante por la falta de trabajo de aproximadamente 1,500 habitantes, se observa un poco de prosperidad, derivado del pago a las personas contratadas en la construcción del camino artesanal. Cada semana, en la comunidad hay una derrama económica de entre 130,000 o 150,000 pesos, por el pago que se hace a albañiles y ayudantes. Lo más importante es que tanto mujeres como hombres tienen su dinero.
“La gente está contenta también por eso, tienen dinero para comprar lo que necesitan y los que tienen tiendas o venden algo se benefician, porque la gente les compra”, cuenta Antonia Ramírez.
El único problema que hay en Ocotequila relacionado con la construcción de su camino es que en las reglas de operación se establece que el Ayuntamiento maneja el recurso, el Comité de Participación Comunitaria sólo firma la nómina y los avances de la obra, pero no decide sobre la calidad y la compra de los materiales para la construcción, eso le compete al alcalde.
Está establecido que el alcalde debe informar a la comunidad cómo se está gastando el recurso de la obra, pero hasta la fecha no lo ha hecho.
“Cuando denunciamos esta irregularidad nos dijeron: no se preocupen por lo fiscalización, ustedes no están para eso, ustedes vean que su camino se termine”, contaron los dos miembros del Comité de Participación Comunitaria.