PATRICIA GARCÍA DÁMASO
MARQUELIA, GRO.
El párroco de Marquelia, Jesús Nava López, explicó que se está en la tercera semana de adviento, el cual está compuesto por cuatro domingos, los dos primeros nos recuerdan que Cristo vendrá de nuevo (la parusía: la segunda venida) y los dos últimos son preparación para celebrar su primera venida, la Navidad.
De acuerdo al evangelio de este domingo 17 de diciembre, en San Juan capítulo 1, versículos del 6 al 8 y 19/28, “para que lo busques y leas en tu Biblia”.
La liturgia de este tercer domingo de adviento nos coloca delante de los ojos la figura de Juan el Bautista y describe el lugar que él ocupa en el plan de Dios. Así, nos ayuda a encontrar nuestro lugar y nos prepara para la fiesta de Navidad.
Juan el Bautista fue grande, muy grande, explicó, fue un profeta con muchos discípulos y un protagonismo popular, Jesús lo definió como el más grande entre los nacidos de mujer, y no obstante, según Jesús, el más pequeño en el reino es más grande que Juan (Mt 11,11), Juan sabía esto, alabado por los otros, no se alababa por cuenta propia, después que Jesús comenzó a anunciar el Reino de Dios, él supo cederle su lugar, pues muy bien sabía que no era luz sino testigo de la luz. Sus discípulos, al contrario, no tuvieron su grandeza de alma, les invadió la envida, pero Juan con su humildad y sabiendo quien era, les ayudó a superar el problema.
“Sin duda no es fácil ceder el lugar y la guía a otros y colaborar con ellos; la envidia nos invade y muchas veces en lugar de apoyar, metemos el pie a los demás, esfuérzate por vivir la humildad, por reconocer las cosas buenas de los demás, por asumir tu realidad y vivir en la verdad, sé testigo de la luz, da buen ejemplo a los demás”, dijo.
Oración para la tercera vela
de la corona de adviento
En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz, se anuncia la buena noticia: “El Señor va a llegar, preparen sus caminos, porque ya se acerca, adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda, ya llega el mensajero, Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz”.
Finalizó. “Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes, ven pronto, Señor”.