*Félix Salas Romero fue despedido por familiares, amigos y taxista del sitio número 2 de Marquelia
*Rogelio Hernández Cruz, líder estatal de los taxistas, viajó desde el puerto de Acapulco para despedirlo
*El recorrido de despedida de Micky inició en su casa de Marquelia y terminó en el panteón de la Barra de Tecoanapa
FERNANDO SANTAMARÍA
MARQUELIA, GRO.
Cuarenta horas después de haber sido cobardemente privado de la vida, los restos mortales de Félix Salas Romero, mejor conocido como Micky, abandonaron su domicilio -ubicado en la calle Juan Álvarez-, para dirigirse a su última morada, en el panteón de la Barra de Tecoanapa, justamente para ser depositado a un lado de la tumba de su hermana Denis, quien falleció hace dos años y medio.
Para darle paso a las diligencias legales, luego de haber sido asesinado el domingo por la noche, el cuerpo de Micky había fue traslado al Servicio Médico Forense (Semefo), regresando veinticuatro horas después, para ser velado por sus familiares y seres queridos.
A partir de entonces, la familia Salas Romero recibió palabras de consolación de sus amigos y familiares, además de un servicio fúnebre de la iglesia Trigo y Miel Marquelia, a la que perteneció, y que incluyó rogativas e intercesión por el eterno descanso de su alma.
El adios
Hacia las 11:00 de la mañana de este miércoles, 24 de julio, inició el recorrido para despedirlo, recorrido que fue largo y emotivo, partiendo desde su actual domicilio. Y como primera estación visitó el sitio de taxis número 2, donde fue despedido por sus compañeros del volante con el último pase de lista; quien encabezó esta primera etapa del recorrido fue el líder transportista Rogelio Hernández.
Luego, el cortejo fúnebre enfiló hacia la segunda estación de despedida, la colonia La Finca El Palmar, donde vivió por varios años y estableció amigos y compadrazgos.
Para arribar a su tercera estación de despedida, el cortejo fúnebre regresó sobre sus pasos y enfiló hacia la carretera Marquelia-Barra de Tecoanapa y entró hacia su huerta, en la que andaba realizando labores el día de su asesinato, cruzando por el lugar donde le segaron la vida.
En ésta, la tercera estación de la despedida de Micky, fue su hijo Brayan, su fiel compañero de fajinas, quien condujo la camioneta que transportaba el cuerpo de su padre, realizando, como en días previos, un recorrido a lo largo y ancho de la huerta. “Era su pasión, por esta huerta perdió la vida”, manifestó una de sus hermanas cuando pidió que se hiciera el recorrido en medio de los tiernos árboles de mango, limones y cocoteros.
En su dolorosa cuarta estación, los restos mortales de Micky llegaron a la casa materna, donde fue despido por sus hermanas, pero sobre todo por su madre, doña Juana Romero Hernández, quien sufrió hasta el desmayo la partida de su amado hijo.
En la comunidad de La Guadalupe tuvo lugar la quinta estación de despedida de Félix, justamente en la casa de su hermana Emilia.
Hacia las 2:00 de la tarde, Félix Salas Romero, Micky para sus seres queridos, arribó a la sexta estación, la última morada de sus restos mortales, el panteón municipal de la Barra de Tecoanapa, el clímax de la despedida.
Ahí en el campo santo, se prolongaron los minutos, se le dio paso a la espera y se invitó a la paciencia para prolongar la despedida. Y cuando los pretextos se agotaron, se abrió el féretro para que sus familiares y amigos lo vieran por última vez.
Varios de ellos dieron el último mensaje a ese hombre de carácter fuerte y de semblante adusto. Se despidieron su hermanos en la fe, sus hermanos en Cristo; también se despidió la pasajera recurrente, agradeciendo la convivencia tanto de los puntuales viajes como los días de espera; un taxista pionero, a nombre de todos, despidió “al amigo que se fue, al que se adelantó en el camino”, pero que les dejó un legado, que prometieron continuar. “Así como Micky se esforzó por su familia, también lo hizo con nosotros, fue como nuestro pastor, y nosotros fuimos sus ovejas”, dijo.
Y la lección más grande de las despedidas llegó de los labios la esposa, quien hablo por ella y por hijos: “Amado Dios: te entrego a mi esposo, un hombre que, a pesar de su carácter fuerte, fue un hombre amado por nosotros, su esposa y sus hijos, y por toda su familia. Fue pecador, como todos, pero en estos últimos días tú lo estabas moldeando, porque estudiaba tu Palabra y descansaba en tus alabanzas. También te digo, que desde este momento perdono a sus asesinos, y que sea Usted, Señor, quien les pida la rendición de sus cuentas”.
También fue despedido por su hijo mayor, Yidam Salas, quien agradeció a todos quienes los acompañaron en este proceso, desde el asesinato de Félix, la velación de sus restos y en su sepultura.
Así fue entregado el cuerpo de Félix Salas Romero, de bendita memoria, de acuerdo a la palabra Dios: “Porque del polvo fuiste tomado, al polvo volverás”.
Y mientras el cuerpo de Micky era entregado al polvo, sus seres queridos descansaron en la promesa de que su alma ha viajado más allá del sol, en busca de ese hogar eterno, de esa morada celestial que Cristo prometió, a través del mensaje a sus discípulos. Así sea.