ANDREA MENDOZA
AMAPOLA PERIODISMO
En Guerrero se produce 63 por ciento del pápalo que se consume en México, de acuerdo con El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).
Morelos y Puebla son dos estados que también producen y consumen esta rica planta, pero en menor cantidad.
En Guerrero, se siembran 406 hectáreas de pápalo y se obtiene una cosecha de más de 6.3 toneladas, indicó el SIAP.
Puesto de pápalos en el mercado Baltasar R. Leyva Mancilla
EL pápalo se distribuye comúnmente en mercados, tianguis y emprendimientos locales en todo el estado.
El pápalo o papaloquelite es una planta comestible herbácea originaria de México, que se distingue por sus hojas en forma de mariposa.
Su nombre también esconde historia, pues es de origen náhuatl. La palabra pápalo proviene del náhuatl ‘papalotl’ que significa mariposa.
El biólogo Francisco Oropeza egresado de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro) comentó que esta planta posee diversas propiedades medicinales, funciona como un antimuscular, ayuda con problemas de visión y mejora los niveles de anemia; también es rico en antioxidantes y minerales.
El pápalo se recomienda comer crudo, pues de esa manera se aprovechan sus nutrientes.
Esta planta de origen náhuatl se acompaña con todo, desde tiempos prehispánicos.
Bernardino de Sahagún en su obra Historia de las cosas de la Nueva España, hecha entre los años 1540 y 1585, menciona que la población indígena consumía esta planta.
Hoy en día, el pápalo se consume con comidas como condimento, o crudo, acompañado con tacos, carne o cómo en el estado de Guerrero acompañado con frijoles negros, huevo o queso fresco.
Algunos vendedores del mercado Baltasar R. Leyva Mancilla comentaron que esta planta se da todo el año, aunque en lluvias hay una menor producción.
Si los vendedores cuidan sus racimos, el pápalo puede durar hasta dos semanas en su puesto, en buenas condiciones. Sólo tienen que tenerlo en lugares frescos y en agua.
Los vendedores del mercado contaron que el pápalo que ellos venden lo compran a campesinos de Chilapa, Iguala y Mochitlán. En Iguala, indicaron, es donde crece más rápido por el calor y el riego adecuado.
Don Tomás, un vendedor ambulante del mercado Baltasar, no cuenta con un local propio para su venta, durante la madrugada busca espacios para vender sus racimos de pápalo. Suele traer entre dos o tres kilos que vende en manojos de 10 pesos.
“Sembrar parece mágico, como si fuera un regalo de la naturaleza”, cuenta Tomás, quien de los mismos racimos siembra nuevas matitas.
Tomás dice que eso se puede hacer con las hierbas, por eso lo ve como un milagro, porque puede sembrar y cosechar en todo momento, siempre y cuando cuide sus plantas.
Un día de buenas ventas Tomás puede comprar dos pollos y verduras para su familia y pagar sus pasajes.
Hay días que no son así, que desde las siete de la mañana a las seis de la tarde apenas obtiene 200 pesos. Ese día Tomás solo puede comprar tortillas.
Tomás siempre va vestido de camisa, pantalón, guaraches y sombrero, y aunque sabe que no puede tener clientes que le compren solo a él, pide que los clientes no regateén, pues el pápalo siempre