¿Topaste una serpiente? No le hagas daño, encontrarte fue pura mala suerte para ella

*Lección uno en el Festival Mundial de las Serpientes: no te salen al paso para asustarte, lo último que quieren es toparse con el peligro que cualquier humano representa

MARLÉN CASTRO
AMAPOLA PERIODISMO

–¿Cuántas serpientes vieron? Pregunta con tono de discurso motivacional el biólogo Eduardo Yesua Barrera Nava a un grupo de unas sesenta personas al final de un recorrido en el cerro del Pacho, en Tixtla, con motivo del Día Mundial de las Serpientes.

–Ninguna, –contestan niñas y niños desmotivados.

–No sé sientan desilusionados –les explica– de esto se trata el recorrido; que vean que las serpientes no van a salir a encontrarnos cada vez que nosotros salgamos al bosque. Al contrario, se van a esconder para que no les hagamos daño, –remata Eduardo Yesua en el Jardín Cultural Texcalzín, un espacio verde y salpicado de las tradiciones tixtlecas, propiedad de la familia Campos Zamudio.

Efectivamente, eso ocurrió el domingo 14 de julio en el Tercer Festival Mexicano de las Serpientes, en el cerro del Pacho, al noroeste de Tixtla, pegado a la Laguna Negra. Los amantes de la naturaleza y científicos especialistas en el medio ambiente no vieron ninguna serpiente en el bosque. La única serpiente que se pudo ver fue una Boa sigma, conocida como boa, mazuata, mazacoa o mazacuata –recibe nombres diferentes en cada región– que llevaron los biólogos para que al final del recorrido, los asistentes conocieran aspectos generales para despejar mitos y la mala fama de los reptiles.

El recorrido

y sus novedades

La cita fue a las ocho de la mañana en la iglesia de San Antonio, en el barrio del mismo nombre, al noroeste de Tixtla. Fue una mañana despejada de nubes, con un cielo azul claro. La actividad, como parte del Tercer Festival de las Serpientes, fue convocada por Bio-Explora Guerrero, Natural Serpentes y Biólogos por el Ambiente y la Actualización Educativa (BIOAAE), para enseñar a la población humana la coexistencia con reptiles, cuidar su hábitat y la importancia de su existencia en los ecosistemas.

Muy pocas veces en su vida la gente ve serpientes, la mayoría siente un pánico incomprensible. Si alguna vez llega a ver una culebra, lo primero que pasa por la cabeza de esa persona, es eliminarla.

Bio-Explora, Natural Serpentes y BIOAAE, tres organizaciones que trabajan en la educación ambiental para que la gente cuide su entorno, junto con los animales y bichos que hay en todo ecosistema, hacen trabajo de concientización para que las personas dejen de sacrificar o maltratar a las serpientes por miedo e ignorancia.

El grupo que respondió a la convocatoria fue nutrido. Llegaron alrededor de sesenta personas, entre niñas, niños y adultos. Se formaron dos grupos. Uno especialmente para las infancias y personas adultas que pudieran tener dificultades para trepar cerros se armó un recorrido corto, para el resto, otro más largo, que sería de dos horas aproximadamente.

Cada grupo llevaba cuatro guías. Los convocantes estaban felices de que tanta gente se hubiera interesado en el recorrido para aprender sobre serpientes. Enrique Vázquez Arroyo, uno de los organizadores integrante de Bio-Explora explicó que el interés de la gente por su hábitat va en aumento.

Varias personas originarias de Tixtla, aunque estaban en sus cerros y en su laguna, nunca habían pisado esta parte de su cabecera municipal. El recorrido fue una novedad. Otras personas que asistieron eran de otros municipios, conocer de cerca el valle de Tixtla y la Laguna Negra, fue una revelación. Se sorprendieron cuando los biólogos contaron cómo han luchado por erradicar el lirio acuático de la laguna, una plaga que acaba con peces y otras especies porque no permite la filtración de luz.

–Yo siempre pensé que esto era bueno y bonito para la laguna, exclamó una profesora de Tixtla, frente a la superficie extensa de lirio acuático con flores morado tenue.

Resulta que a causa del lirio acuático muchas especies de aves migratorias dejaron de hacer estación en la laguna de Tixtla, entre ellas, los pelícanos americanos.

La orilla de la laguna tiene racimos gruesos de lirios secos que empiezan a revivir con las lluvias. Uno de los guías explicó que en los últimos tres años convocaron a jornadas de erradicación del lirio y aunque la gente acudió las primeras veces e hizo una labor importante nunca llegó una máquina para llevarse los racimos de lirio que se extrajeron.

“Las autoridades sólo vinieron a tomarse la foto”, lamentó un guía.

El cerro del Pacho es selva baja caducifolia, el ecosistema de mayor presencia en México, que se caracteriza por que las plantas pierden su follaje durante la época seca y reviven con las primeras lluvias. El Pacho es un bosque cerrado en el que se consiguió observar cien pies y mil pies. Bio-Explora contó que en esta zona colocó cámaras trampas y captó la presencia de jaguarundi, una especie que es difícil avistar, y aquí salió en las cámaras a pesar de que el cerro es una zona perturbada por la cercanía con la ciudad.

Al final del recorrido en el cerro se organizó la visita a una gruta, ligada a varios mitos y leyendas entre la población tixtleca. Se le conoce como la Cueva del diablo. Se trata de un recoveco de unos cinco metros de profundidad en el cerro, pero la gente considera que va más allá de lo que está a la vista. Hay varias cuevas bautizadas así en la orografía guerrerense, todas ligadas a que son un portal entre la tierra y el inframundo.

Se regresó del cerro sin que nadie avistara una serpiente, lo cual no fue un fracaso del Festival, sino un punto para abonar sobre el respeto a esta especie.

La explicación

Enrique Vázquez carga en una pequeña caja de plástico un costal en el que algo se mueve. Se trata de la Boa sigma, conocida en esta parte de Guerrero como mazacuata, única serpiente que se avistó en este festival. Se trata de una hembra de unos tres años y de dos metros de largo, aproximadamente. La boa sale con elegancia de su costal y lanza su lengua bífida de inmediato para percibir el ambiente. Unas sesenta personas la observan. La boa se arrastra por el local en el que se da la explicación y en el que se montó una exposición sobre las diferentes especies de serpientes de México.

Esta especie de serpiente, en varios pueblos de Guerrero, tiene fama de pegarse al pecho de la madre de los recién nacidos y que, mientras lo hace, mete su cola en la boca del bebé.

Este ejemplar de aproximadamente tres años es una Boa sigma, conocida comúnmente como mazacuata, no tiene órganos para succionar y no puede digerir leche.

Eduardo Yesua dice que las serpientes no tienen el diseño para hacer succión y su organismo no puede digerir leche. Este tipo de especies no son venenosas. Hay otras especies que sí, pero eso no significa que sean peligrosas para las personas, porque para empezar la primera verdad que se asomó en este recorrido es que las serpientes nos evaden, y si esto ocurre, fue un día de mala suerte para la serpiente.

En Guerrero se tiene el registro de 17 especies de serpientes, entre ellas, la cascabel, la coralillo y la falsa coralillo, explica el herpetólogo.

Las serpientes venenosas producen veneno para alimentarse y requieren muchos días para generarlo, picar a un animal grande que no está en su cadena alimenticia o a un ser humano, a los que no se va a comer, es una pérdida de energía, por eso, aunque sean venenosas, su instinto hace que huyan.

Las especies que están en su cadena alimenticia, la mayoría de las veces, son bichos que son foco de infección para los humanos, así que tenerlas en el hábitat es bueno.

La próxima vez que veas a una serpiente déjala que huya. Encontrarte fue lo peor que le pudo pasar