Zafarrancho por disputa de la parroquia de Ometepec

*Pedro Torres, ungido ya como nuevo párroco de Ometepec y quien por el momento despachará en la capilla de Guadalupe

*Cortés Torreblanca, dicen sus defensores, hará lo propio en la catedral de Santiago Apóstol

REDACCIÓN
OMETEPEC, GRO.

Desde el anuncio del cambio de párroco se calentaron los ánimos entre un grupo de feligreses de Ometepec. Los allegados al cura Miguel Ángel Cortés Torreblanca, desde luego, quienes, instruidos por el mismo párroco, argumentaron que les iba a hacer falta, porque ya se habían encariñado con él.

Y cuando esa estrategia no les funcionó, cuando el mismísimo arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, les anunció que el cambio era inminente, los doctos amanuences de Miguel Ángel Cortés recurrieron al Código de Derecho Canónico, al socorrido artículo 522 donde, en su primer párrafo se asienta que: El párroco debe tener estabilidad y por tanto debe ser nombrado por tiempo indefinido.

A este párrafo apelaron los defensores del cura Miguel Ángel Cortés, a su petición, por supuesto, para sublevarse en contra de su autoridad eclesiástica, aunque en el segundo párrafo del mismo ordenamiento también dice: “Sólo puede ser nombrado por el Obispo diocesano para un tiempo determinado”.

La víspera

Anunciada que fue la fecha del cambio de párroco, de que el 6 de agosto se llevaría a cabo la asunción de Pedro Torres como nuevo encargado de la rica catedral de Ometepec, los defensores del “clan” Cortés cerraron con candados la puerta negra de la catedral de Santiago Apostol, preparando así la confrontación, la rebelión en contra de las autoridades, de una rebelión aún más grave que la que el apóstol Pablo advirtió en el capítulo 13 de su carta a los Romanos.

Se hicieron pues, dos bandos de feligreses. Los que exigen, porque no la piden, los que exigen la permanencia de Miguel Ángel Cortés; y los otros, los que entienden del orden y de las enseñanzas del rey Salomón que decía: “Todo tiene su tiempo, todo tiene su hora”.

Así pues dormitaron los feligreses de Ometepec, los unos atrincherados en el patio de la iglesia, “como queriendo pelear”; y los otros, la mayoría, suponiendo que, con la presencia de la autoridad eclesiástica, acompañando al nuevo párroco, la catedral se tenía que abrir.

La avanzada

del obispo

Hacia las 9:00 de la mañana de este martes, los católicos, de ambos bandos, comenzaron a movilizarse con nerviosismo. La razón, el arribo de feligreses de Acapulco que escoltaban, a manera de despedida, al ahora ex párroco de “La Poza”.

Mientras tanto, Pedro Torres hacía escala en Marquelia. “Las penas con pan son menos”, dice el proverbio popular; y aunque popular, la práctica del proverbio fue empleado para bajar la tensión del momento.

En Ometepec, mientras tanto, todo era expectativa, sobre todo entre los administradores de las “benditas redes sociales”. El notición.

La marcha

El arribo del cura Pedro Torres se registró hacia las 10:30 de la mañana. Con música de viento y con los coros de mujeres de la parroquia fue recibido en el crucero del Tancón, donde nace la calle Cuauhtémoc, e iniciaron un marcha de más de media hora.

Metros antes de llegar a la entrada de la catedral, un nutrido grupo de feligreses, entre ellos empresarios, esperaban al Arzobispo, según se supo, para pedir un trato justo para Miguel Ángel Cortés Torreblanca; sobre todo, la posibilidad de su permanencia indefinida.

El acercamiento de este grupo de empresarios, entre ellos dos ex regidores, se vio rebasado por la pasión del efecto de las masas. Y es que realmente es delgado el punto donde el ánimo de las personas se fusiona en uno solo y se convierte en masa, y la emoción de la masa se sale de control.

Vinieron los empujones de ambos bandos, de los que resguardaban a los empresarios y los que, en ese mismo efecto de dislate psicológico, creían defender a los clérigos.

Las voces de reclamos dieron paso a los empujones, muchos de ellos sobre las personas que grababan con sus celulares y sobre todo para los que estaban transmitiendo “en vivo”, con el afán de silenciar el zafarrancho.

La agresión más vil fue experimentada por Cris Jiménez, de la página “Que todo Ometepec se entere”, a quien un hombre vestido con playera azul tipo polo, disfrazado con sombrero y lentes, cuyo rostros quedó perfectamente grabado, le manoteó sobre su celular, estrellándoselo en el piso.

La retirada

Ante este imprevisto escenario, el contingente de bienvenida instruyó para que el Arzobispo y el nuevo párroco enfilaran hacia una sede alterna, la parroquia del barrio de la Guadalupe, a la que llegaron después de atravesar el patio de ceremonias de la presidencia municipal y continuando por la calle 5 de Febrero.

Ya en la sede alterna, se realizó el acto de asunción del nuevo párroco de Ometepec, Pedro Torres, quien -como primera actividad parroquial-, lo que hizo fue exhibir nuevas y más baratas tarifas en los servicios que se ofrecen a la comunidad católica.

Ya por la tarde-noche, los defensores de Miguel Ángel Cortés Torreblanca ofrecieron una conferencia de prensa, donde se siguió invocando el multicitado artículo 522 del Código de Derecho Canónico, pero siempre ignorando a las facultades de las autoridades eclesiásticas superiores.

El ganador, por decisión dividida, fue Pedro Torres, ungido ya como nuevo párroco de Ometepec y quien por el momento despachará en la capilla de Guadalupe.

Cortés Torreblanca, dicen sus defensores, hará lo propio en la catedral de Santiago Apóstol, porque no ha entregado la administración de la parroquia y porque tiene “compromisos”, dijeron.