CECILIA SIERRA
QUADRATÍN MICHOACÁN
La espera terminó para Marijo y su familia, este miércoles, el juez Cristóbal Luviano dictó una pena de 38 años en prisión preventiva oficiosa a Cristián José Ramos Mena y Francisco Abando Arreola por el feminicidio de la joven que fuera estudiante de la Universidad Michoacana.
La petición del Ministerio Público litigante de máxima pena, en ese momento de 40 años, no fue escuchada, pero estuvo muy cerca, la diferencia fue de dos años.
El juzgador también resolvió que por el concepto de reparación del daño, deberán para la cantidad de 381 mil pesos a la familia de Marijó, joven originaria de Guanajuato y privada de la vida por los sentenciados y presuntamente Alexis Padilla, prófugo de la justicia. María José, llamada por sus seres queridos Marijó, llegó a Morelia con una única ilusión: estudiar veterinaria.
Su familia apoyó e impulso ese sueño, como miles de familias que se desprenden un poco de los suyos con la esperanza de una vida mejor. La casa de Hidalgo la recibió en sus instalaciones de avenida Acueducto, donde curso hasta segundo año.
Como muchos universitarios, su vida era la escuela, sus amigos, un poco de fiesta y los viernes de regreso a casa. Actividades que muchos de los nicolitas hicimos, hacen y seguramente seguirán haciendo, porque aunque la inseguridad se ha recrudecido los últimos años, el ánimo de la juventud hace que muchas veces se olviden los riesgos.
Un viernes 17 de febrero, un fin de semana como otros, Marijó salió con sus amigos a convivir al bar Barezzito. La intención era pasar un buen rato y tomarse unas cervezas, sin embargo, durante su estancia en el establecimiento de Altozano conoció a un joven. Le gustó y comenzó a interactuar con él, sin saber que su vida estaba en riesgo.
El sospechoso, de quien hasta ahora se ignora el nombre, la invitó a su mesa para seguir la fiesta junto a su nuevo amigo, Alexis Padilla, José Ramos y Francisco Abando.
Marijó se retiró con ellos del bar con la única esperanza de que le darían un aventón a la avenida Camelinas; sin embargo, estos se negaron a bajarla y Alexis Padilla le dio el primer golpe que la dejo aturdida, según información revelada por la Fiscalía en el juicio. Después fue llevada hasta un paraje en salida a Pátzcuaro.
En medio de la oscuridad, Alexis Padilla, José Ramos y Francisco Abando la golpearon brutalmente, dejándola en estado grave. Después fueron por unas cervezas, mientras la estudiante de veterinaria yacía en el coche.
«Diles que no me maten», le pidió la joven a un hombre que estaba junto a ella. Pero que también estaba amenazado por los agresores. Su petición no fue escuchada.
El testigo de la Fiscalía relató que también se encontraba asustado. Conocía a uno de los agresores. Sabían donde vivía y temía por él y su familia.
En seguida los sentenciados y Alexis Padilla la llevaron hasta el paraje conocido como La Virgen, en Jesús del Monte, donde nuevamente la asfixiaron y finalmente pusieron fin a su vida al dispararle.
La joven fue encontrada al siguiente día y se iniciaron las investigaciones. Se identificó a los agresores, pero no fue sino hasta seis años después que dos fueron sentenciados, pero sigue la búsqueda por localizar al principal sospechoso de haber jalado el gatillo