Sí, Claudia extendió la mano a Norma Piña. Pero en el discurso la tundió
*Cuando Sheinbaum arribó al recinto, se pensó que haría lo mismo que Andrés Manuel López Obrador, quien no saludó a Norma Piña. Sin embargo, se acercó al lugar de la Ministra Norma Piña y le dio la mano para después sentarse del lado derecho de Ifigenia Martínez
SINEMBARGO
CIUDAD DE MÉXICO
En medio de la tensión que se vive entre el Poder Ejecutivo y Judicial, luego de la aprobación de la Reforma constitucional que reestructuró al Poder Judicial de la Federación (PJF), la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo defendió la legislación durante su mensaje en el Palacio de San Lázaro, donde se encontraba la Ministra Norma Piña, a quien saludó previo a su discurso.
Debido a los roces entre ambos poderes de la unión, todos estaban atentos de cuál sería la reacción de ambas, incluso la del expresidente López Obrador, quien a su llegada a San Lázaro saludó a las personas que se encontraban en la tribuna, excepto a Norma Piña. En la transmisión se observó al tabasqueño saludar y dar un beso en la frente a Ifigenia Martínez, así como a otras personas que se acercaron. Pero no se dirigió a la Ministra.
Minutos más tarde, cuando Sheinbaum arribó al recinto, al llegar a la Mesa Directiva saludó a Gerardo Fernández Noroña, Ifigenia Martínez y abrazó al expresidente Andrés Manuel López Obrador. Cuando se pensó que haría lo mismo que López Obrador, se acercó al lugar de la Ministra Norma Piña y le dio la mano para después sentarse del lado derecho de Ifigenia Martínez, quien le entregó la banda presidencial.
Si bien la Presidenta saludó de mano a la Ministra Piña, en su discurso al tomar protesta emitió un contundente mensaje sobre la reforma al Poder Judicial de la Federación (PJF).
“La reciente reforma constitucional al Poder Judicial que marca la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros significa más autonomía e independencia del Poder Judicial. Piénsenlo sólo por un momento: si el objetivo hubiera sido que la presidenta controlara la Suprema Corte, hubiéramos hecho una reforma al estilo Zedillo. No, eso es autoritarismo, nosotros somos demócratas”, detalló en presencia de Norma Piña, quien se encontraba sentada del lado derecho de la tribuna.
Luego remató: “Queremos que se termine la corrupción en el Poder Judicial, es un proceso en donde habrá una convocatoria única, un comité de selección de candidatas y candidatos para garantizar que cumplan los requisitos. ¿Y quién decidirá? Será la gente, será el pueblo. ¿Cómo va a ser autoritaria una decisión que en esencia es democrática y permite que el pueblo decida? Estoy segura que, en unos años, todas y todos estaremos convencidos que esta reforma es lo mejor”.
Finalmente la Presidenta aprovechó para dar un mensaje a los trabajadores del Poder Judicial, quienes se han manifestado en los últimos meses y que incluso estuvieron protestando en las inmediaciones de San Lázaro.
“Aprovecho para decirles a las y los trabajadores del Poder Judicial que sus derechos y salarios están totalmente salvaguardados”, aseguró.
Norma Piña ha asumido personalmente la estrategia de oposición política contra la reforma al Poder Judicial de la Federación y ha ordenado a los jueces hasta de manera personal el sentido de sus sentencias, aunque sean ilegales.
Con la suspensión de labores de la SCJN a inicios de septiembre, Piña afianzó su estrategia contra los poderes Ejecutivo y Legislativo para obligarlos a cancelar la Reforma Judicial que busca acabar con los privilegios de la casta judicial.
La parálisis en la SCJN fue uno de los siete episodios en los que Piña Hernández maniobró, antes y después de las elecciones, para generar caos e influir en decisiones del Tribunal Electoral contra Morena y sus aliados, el primero de los cuales fue la cena que organizó, en diciembre, con tres magistrados electorales y el dirigente priista Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas.
En esa cena, celebrada el 12 de diciembre en el domicilio personal del Ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, asistieron la magistrada presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Areli Soto, así como los magistrados Felipe Fuentes y Felipe de la Mata, a quienes Piña presentó a “Alito” Moreno como su “amigo”.
En esa reunión, en la que Piña presuntamente presionó a los magistrados para tomar decisiones que ella pretendía, estaba invitado, aunque no llegó, Santiago Creel, el coordinador de campaña de la candidata presidencial de la coalición Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez.
Una segunda maniobra de Piña para tratar de influir en el ámbito electoral fue después de las elecciones, cuando el juez Rodrigo de la Peza López Figueroa ordenó al TEPJF designar, en un plazo de 24 horas, a los dos magistrados faltantes de la Sala Superior.
Un tercer episodio de Piña para influir en materia electoral fue después de que el Instituto Nacional Electoral (INE) distribuyó los 200 diputados plurinominales a los partidos y Morena y sus aliados lograron la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, una composición legislativa clave para aprobar la reforma judicial.
El jueves 22 de agosto, Piña recibió un recurso del presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Marko Cortés, para resolver una contradicción de criterios entre la SCJN y el TEPJF que podría influir en la asignación de plurinominales y lo asignó de manera “urgente” al Ministro González Alcántara Carrancá.
Ante la evidente parcialidad y el involucramiento ilegal de la SCJN en las facultades exclusivas del TEPJF, cuyos magistrados también protestaron, el Ministro González —el anfitrión de la cena de Piña con magistrados electorales y“Alito” Moreno— decidió archivar el expediente y resolverlo pasado el proceso electoral.
El quinto episodio de Piña para frenar la reforma judicial fue la suspensión que la Juez quinta de distrito, Marta Eugenia Magaña López, otorgó a cuatro jueces de Chiapas para paralizar al Congreso, justo en vísperas del inicio de sesiones, un fallo que fue repudiado por la Cámara de Diputados y por abogados por ser inconstitucional.
Sin embargo, aun con todas las maniobras de Piña, el proceso legislativo en la Cámara de Diputados y el Senado de la República siguió su curso para aprobar la reforma al Poder Judicial de la Federación, el más opaco de los poderes del Estado.