* Desde niño, dice el poeta, me apasionaba el mar, y la historia de mi familia afro
* Este entorno, su segunda casa, fue la inspiración primigenia de sus poemas y de sus cuentos, profundos y simples, rurales y abstractos
FERNANDO SANTAMARÍA
MARQUELIA, GRO.
Nacido primogénito hace 37 años, el poeta Israel Nicasio Álvarez, creció en medio del sincretismo de dos entornos, el urbano de la Ciudad de México, lugar de su nacimiento; y el rural, del pueblo afromexicano de Juchitán, en la Costa Chica de Guerrero, la región más pobre del Estado.
A temprana edad, su madre Esperanza Álvarez Herrera, profesora de bachillerato, lo sumergió en el fascinante mundo de las letras, leyendo para él, día a día, de la basta biblioteca.
La contribución del padre, José Nicasio Morales, no fue menos importante, pues lo ilustraba con testimonios orales de esa historia olvidada por las instituciones, la que se abreva de generación en generación, la historia de su descendencia afro, la tercera raíz de México, descendencia de piel cobriza, sonrisa blanca y sombrero de paja.
La literatura compartida por la madre y la historia contada por el padre, gestó en Israel Nicasio Álvarez el embrión que hoy ha fecundado: filósofo, poeta e historiador del origen de su raza, de padre, de sus abuelos (paternos) y de sus ancestros morenos, del origen de su familia (paterna).
Aunque nacido chilango, el constante contacto con la literatura y con la historia oral, despertaron en Israel la pasión por la filosofía y la poesía; pero, para fortuna, engarzada a la región de la Costa Chica de Guerrero, sus orígenes por línea paterna.
Fiel a su poesía abstracta y profunda, el poemario “Tengo una Máscara de Jaguar”, concluye con el poema Herencia, dedicado a su padre, don José Nicasio, ambos sumergidos en el mar; sin embargo, a lo largo de la obra, Israel aborda el entorno de los afros, desde la historia del barco que naufragó a la orilla del mar de Punta Maldonado, pasando por las historias de los “tonos”, sin faltar la dedicatoria al hermano Paco, a la tía, y por supuesto, a su madre.
A temprana edad, Israel Nicasio Álvarez ya comenzó a escribir su legado para con los suyos, pues en diciembre próximo, en la cabecera municipal de Juchitán, presentará su primer libro de poesías titulado: “Tengo una Máscara de Jaguar”, obra que ganó el premio nacional de poesía “Antonio Alatorre”.
Además, en el 2018, la revista universitaria de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAM), publicaron un cuento de su autoría llamado: “Jugar a las Canicas”.
La entrevista
_¿Cómo surge la idea de describir acerca de los pueblos negros?
_La idea de escribir acerca de los pueblos negros surgió hace algunos años, pues yo tenía mucha información acerca de estos pueblos, y no sabía si escribirlo o contarlo, pero en el 2018, empecé a tener la oportunidad de hacer publicaciones, entonces supe que quería escribir acerca de este tema.
La decisión comenzó a gestarse cuando me di cuenta que podía hacer muchas cosas con la información a la que yo tenía acceso por la cercanía con mi familia guerrerense, concretamente de la Costa chica, donde existe la mayor parte de la población afro; en mis manos tenía información de sus costumbres, de su música e imágenes de la región.
Así que eché mano de la escritura y desarrollé la información que databa de toda mi vida: recuerdos, fotos, conversaciones, chistes, escenas del diario que yo recordaba, por ejemplo, cuando veía el mar.
De hecho me di cuenta que yo quería comunicar todo eso que yo sentía cuando veía el mar, de hecho, el mar es uno de los elementos que está más presente en mis escritos, pues es lo que más me fascina, de hecho, fue la imagen del mar, lo que me motivó a escribir.
La pandemia,
el detonante
Fue en el tiempo de la pandemia, cuando todo mundo estábamos encerrados, que me di cuenta que yo en realidad quería dar a conocer mi experiencia como afromexicano, y todo lo que hay en la costa chica, porque todo el mundo habla de la costa chica haciendo referencia a una cuestión turística, pero no se profundiza acerca de su historia.
Así que yo me dije: “yo estoy en contacto con todo esto, lo puedo hacer y lo quiero hacer”.
La idea inicial era escribir textos sólo para mí: describir la playa, describir lo que sentía con el calor, que muchas veces era agobiante. A mí me gustaba describir todo eso.
_Para contextualizar un poco lo que estás narrando, cuéntanos un poco de ti, ¿quién es Israel Nicasio, cuál es tu historia?
_No sé quién soy, a mis 37 años. No puedo responderme. Esa pregunta.
_Bueno, cuando pregunto de tu historia, me refiero a ¿dónde naciste donde pasaste tu niñez, donde pasaste tu infancia, etc.?
_Nací en la ciudad de México, en 1987, y prácticamente desde que nací he estado viajando a la Costa Chica de Guerrero, concretamente al pueblo de Juchitán, porque mi padre, José Nicasio Morales, nació en Juchitán.
Estudié en la Ciudad de México, pero en cada oportunidad que había viajábamos a Juchitán.
Estando en Juchitán entendí muchas cosas que sólo se mencionaban en los libros de texto de la Secretaría de Educación Pública (SEP), yo tenía la oportunidad de ver eso que los otros niños sólo conocían por los libros.
Mis estudios fueron en la Ciudad de México, desde la guardería, hasta mi posgrado, hice mi licenciatura en filosofía y luego estudié una maestría en historia.
De todo eso que estudié a mí, lo que me interesa son las dinámicas sociales que se gestan a partir del fenómeno de la violencia, es algo que siempre me ha llamado la atención, esa es como mi área de especialidad, mi área de observación, la violencia en términos sociales y los medios de comunicación.
Durante mi maestría me especialicé específicamente en la revisión de periódicos, a la par me interesaba tener una formación literaria, porque me gustaba leer, aunque yo no pensaba escribir.
Cuándo termine la maestría me pude dar la oportunidad como de explorar eso que quería hacer, y estudié en El INBAL (Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura), en la casa de creación literaria Javier Villaurrutia, que está dedicada al curso de formación y profesionalización para escritores.
_Usted nació en la Ciudad de México y, ¿a partir de qué momento usted comenzó a vivir esos recuerdos de las visitas a Juchitán y cómo fue esa experiencia de coexistir en dos lugares que no tiene las mismas condiciones de vida?
_El recuerdo más lejano que yo tengo es un viaje que hice con mi papá, viajamos solo él y yo, porque mi hermano estaba muy pequeño.
No recuerdo por qué razón, pero yo le dije a mi papá: quiero ir a Juchitán, y ese recuerdo está muy claro en mí, porque fue cuando se dieron cuenta que me daban terror los gatos.
Recuerdo que estando en Juchitán, estábamos comiendo y yo lloraba mucho, y cuando me preguntaban la razón de mi llanto, yo no les podía explicar la razón, pero se dieron cuenta que uno de los gatos de la casa siempre se sentaba debajo del banco en el que yo me encontraba, ese gato se sentaba mientras yo comía y eso me provocaba mucho terror, entonces ese recuerdo se quedó muy grabado en mí.
_¿A pesar de esa mala experiencia con los gatos y de las bromas de tus primos, era gratificante para usted visitar la Costa Chica?
_Realmente sí, yo siempre estaba esperando venir para la Costa Chica, pues me divertía mucho estar con mi familia, como todo niño, me quejaba de ciertas cosas de las que no se disponían en un rancho, pero al mismo tiempo entendía que no se podían tener esas cosas debido a las condiciones, pero finalmente para mí era muy gratificante.
_¿Qué era lo que más le gustaba de la Costa Chica?
_Ver el mar, observar el mar. Esto lo digo cada vez que puedo: ver el mar me causa mucha fascinación, y como yo sabía que el mar estaba de este lado, pues yo venía con la esperanza de qué estando en Juchitán, en algún momento íbamos a ir al mar, a pasear al río, que iríamos a comer mangos, sandías, pues yo tengo la impresión de que acá las frutas son más dulces, sobre todo el mango, el mango es mi fruta favorita.
_¿Qué es lo que más te gustaba de tu familia de la Costa Chica?
_Lo que más me motivaba de mi familia, por parte de mi papá, que es más joven, mi familia es más diversa, al contrario de mi familia de la Ciudad de México que son personas más adultas.
Algo muy interesante es que, tuviera la edad que tuviera, siempre había niños de mi edad, y con ellos jugaba, y hasta nos peleábamos.
_Conforme fuiste creciendo, conforme fuiste aprendiendo nuevas cosas en la Ciudad de México, ¿Aún así persistía la misma pasión por visitar Juchitán, o ya en tu juventud esto fue cambiando?
_Definitivamente fue cambiando, porque mis intereses fueron cambiando, yo ya iba entendiendo cuáles eran las condiciones en las que se vivía de este lado.
Pero también debo de decir que esa pasión regresó pronto, porque me empezó a interesar la pregunta del origen de mi familia, en realidad es lo que ha guiado muchas de las preguntas que se han hecho presentes a lo largo de lo que yo he escrito, de lo que yo intento ver.
El origen de mi familia siempre me ha causado curiosidad, y es algo que siempre le he preguntado a mi papá: ¿oye de dónde venimos?
Y esa pregunta se fue instalando con más fuerza, conforme iba creciendo; ya cuando llegué a la universidad, la pregunta fue muy clara, aunque tenía una dicotomía, no sabía cómo hacer la investigación, porque no tenía un carácter de investigador.
_En ese momento, cuando estabas en la universidad, ¿ya tenías un criterio definido en cuanto a lo que querías estudiar, o se fue gestando a partir de todas esas inquietudes que se estaban desarrollando en tu interior?
_Bueno, para que yo pudiera decidir lo que yo iba estudiar, tuvieron que pasar muchas cosas; en primer lugar, la lectura siempre fue un hábito desde pequeño, mi mamá tenía toda una biblioteca, era muy grande y nutrida, pues ella fue maestra de bachillerato, además de que le gustaba mucho la lectura, por cierto, a mí me leía cuentos desde que tengo uso de memoria, y el cuento que más me gustaba era el de Caperucita Roja.
La práctica de la lectura fue determinante para que yo escogiera cierto tipo de área del conocimiento.
Sin embargo, debo confesarte que cuando yo entré a la preparatoria, no sabía que existía la filosofía, en la prepa fue cuando me di cuenta que existía, yo sabía que existían otras carreras, pero la filosofía llamó mucho mi atención.
También me ayudó mucho a decidir el frecuente cuestionamiento de mis padres: ¿ya sabes lo que vas a estudiar?
Al principio yo veía esa inquietud de mis padres como una imposición, pero conforme fui creciendo, entendí que era la manera en que mi padre se justificaba para tener un diálogo con nosotros; es decir, siempre el punto de partida era una pregunta, y pues eso es una técnica que usan los filósofos, es decir, primero señala ciertos cuestionamientos para que se geste el desarrollo de un discurso.
Así que fueron de esos dos elementos, el gusto por la filosofía, y la manera en que vivía la filosofía en mi propio hogar, lo que me llevó a decidir esa carrera.
_¿Por qué estudiaste primero Filosofía y después Historia?
_Porque al principio la historia no me gustaba, o sea, para mí era muy complicado, por la formación que tuve a nivel académico, pues desde la primaria hasta la prepa nos enseñan la historia como un conjunto de datos que tienes que manejar al dedillo, y eso a mí me costaba mucho trabajo.
En segundo lugar, el discurso siempre era repetitivo y yo me sentía muy mal porque no podía manejar esas cantidades de información.
Pero cuando terminé la Licenciatura en Filosofía, me di cuenta que yo quería seguir estudiando, así que me decidí por hacer un posgrado en sociología que no terminé, pero en ese lapso comencé a abrevar en algunas obras de historia, y también comencé a convivir con historiadores, y me di cuenta que el proceso de comprensión de la historia es totalmente diferente a como te lo enseñan desde la primaria, y que no tiene nada que ver con la acumulación de datos, sino con la construcción de un pensamiento que observa procesos, así que eso determinó que yo eligiera continuar un posgrado en Historia.
En realidad, yo lo que quería era complementar la filosofía, con alguna disciplina que me permitiera tener un diálogo más cercano con las personas, entonces, las opciones eran la literatura, las ciencias políticas y la historia, así que me fui por la historia.
Renace la pasión
por el pueblo afro
_¿Y eso te volvió a conectar con tu pasión por la historia de tu región?
_Por supuesto. Es decir, ya lo pude expresar con más claridad, porque antes sólo la guardaba para mí, para mi papá, para mi mamá, y para mi familia; los diálogos con las demás personas eran de temas diversos.
Yo quiero confesarte que el preguntar por el origen de algo, en este caso, el origen de mi familia, implica realizar una investigación del árbol genealógico, entonces, la única persona que me podía dar información era mi papá, así que comencé a hacerle preguntas acerca de mis abuelos, y las demás generaciones hacia atrás, y entonces me di cuenta que había un punto en donde ya no había más información y eso me causó mucha intriga.
_¿A partir de cuando empiezas a escribir cuentos?
_Cuentos sueltos, comencé a escribirlos desde el 2018, ya había terminado mi carrera de filosofía, ya había visitado distintos estados del país, ya había trabajado por un par de años, así que de pronto me dije: creo que es hora de hacer lo que a mí me apasiona, lo que a mí me satisface.
Fue entonces que empecé a escribir, en el 2018, pero escribí sólo un cuento, es decir, tenía borradores de muchos textos, pero sólo en cuento terminado, y cuando lo terminé, lo guardé, pero una persona con la que yo tenía mucho contacto en ese momento lo leyó y me empezó a animar para que lo publicara.
_¿Y qué pasó después de la recomendación?
_Afortunadamente se publicó, lo publicó una revista universitaria, de la Universidad Autónoma del Estado de México; me aceptaron el cuento para revisión, luego pasó por un filtro de dictaminación, y dos meses después se comunicaron conmigo los editores de la revista para avisarme que habían aceptado publicar del cuento, y porque además querían que les proporcionara una ilustración específica para el cuento.
Esto me sorprendió mucho, eso significó mucho para mí, y desde entonces decidí comprometerme un poco más, y empecé a creer que yo sí podía escribir.
_¿Cuál es el nombre del cuento que te publicaron en la revista universitaria?
_Se llama Jugar a las Canicas, es un cuento muy profundo, es un cuento oscuro y hasta sórdido, aunque se desarrolla en un contexto muy cotidiano, la verdad es que si es un cuento oscuro, es un cuento con un cierto contenido de terror.
_¿Cuál de todos tus cuentos es el que más te apasiona, que te traiga algún recuerdo especial, o algo que te describa en lo personal?
_Bueno, creo que me describe el cuento que narra la relación entre una tía y su sobrino, ese cuento se llama El Teléfono; en ese cuento, una de mis tías está muy presente, me dediqué a observarla, y a partir de esa observación, construir la historia.
Pero en realidad el cuento que más disfruto leer es el de La Ducha, en ese cuento incluyo a los gatos, es una historia de muchísimos gatos en un departamento; ese me gusta mucho por la construcción que tiene y porque literariamente, me atreví a hacer cosas que con otros cuentos no hice.
También me gusta mucho un cuento que se llama: “Tal Vez se Fue Durante la Noche”,es un cuento donde se explora el silencio, me gustó mucho poder explorar y construir una historia a partir del silencio.
Y me gusta mucho el de “Jugar a las Canicas” y el de “Los Pájaros se han Ido”, sobre todo por el tema que aborda que es la muerte.
_¿Más allá de los cuentos y de la poesía, dado que ha explorado la región de la Costa Chica, y que trae esa inquietud desde su juventud, ha considerado la posibilidad de hacer un libro histórico, acerca de esta región, concretamente que describa lo que no narran los libros de texto, sobre todo la historia de los pueblos negros?
_Si he considerado hacer un libro de crónicas, porque como lo he mencionado, a mí lo que me interesa es escuchar la voz viva de las personas y poderla trasformarla en un texto, si hiciera un libro de historia, tendría que ser un libro específicamente de investigación oral.
_La pregunta obedece a tu inquietud por la historia de Juchitán, que has tenido desde tu infancia.
_Por supuesto, eso es lo que me gusta, y de hecho he estado buscando espacios de acceso libre para que la gente que colabora conmigo y que me proporciona información, tengan la oportunidad de consultar esa información, que tengan acceso a esa historia que ellos construyeron, porque yo solamente lo que hago es filtrarlo, lo que hago es darle forma, lo que hago es organizar la información, pero la realidad lo que resulta en mis trabajos es obra de los que concedieron las entrevistas, de los que compartieron las leyendas, por ejemplo, de las personas que me contaron la leyenda de un barco que está hundido cerca de El Faro (Punta Maldonado), vuelvo a repetir, a esas historias yo lo único que hago es darle orden, pero al final de cuentas las voces que narran las historias no son mías y no la puedo tomar como propia.
_¿Qué otro tipo de obras escribes?
_También escribo poesías, de hecho, lo que más me gusta es la poesía, pero paradójicamente es a lo que menos le dedico tiempo.
_¿Qué proyectos tienes a futuro?
_Me he propuesto buscar espacios para publicar algunas trabajos que estoy haciendo, tal vez cada 15 días, voy a aprovechar el contacto que tengo con algunas personas que escriben en el estado de Guerrero.
Afortunadamente está próximo salir mi libro de poemas que se llama: “Tengo una Máscara de Jaguar”, que es el resultado de este trabajo literario que he venido haciendo, conscientemente, hace unos pocos años, pero inconscientemente esta obra la he venido construyendo durante toda mi vida.
Este libro ya ganó un premio, el premio se llama “premio nacional de poesía Antonio Alatorre”, es el segundo concurso que se hace de esta categoría, y este libro saldrá a mediados de diciembre.
_¿Has considerado ser tu mismo, a través de tus obras, un canal de retroalimentación para la región de la Costa Chica?
_Definitivamente eso es lo que estoy buscando hacer, estoy buscando esos espacios de apoyo para hacer llegar la información a esta región, para que la gente se acerque, de hecho, el libro de poesía que está por salir a la circulación, “Tengo una Máscara de Jaguar”, se va a presentar aquí en la Costa Chica, concretamente en Juchitán, porque ese libro se está en Juchitán.
_¿No has considerado que la filosofía realmente fue un refugio mientras se empezó a gestar la pasión por la historia, sobre todo la historia de la Costa Chica?
_En realidad me gustan los tres escenarios, me gusta la filosofía, me gusta la historia y me gusta la literatura; pero creo que la historia y la literatura me permiten abordar de distinta manera lo que no podría hacer con la filosofía.
De hecho, me interesa mucho la filosofía política y la masa filosófica es la que se acerca inmediatamente a los fenómenos; y la filosofía política forzosamente requiere del diálogo con otras disciplinas.
Sin embargo, la historia me da muchísima información que me permite entender, escuchar y comprender lo que pasa en un periodo de tiempo determinado y la literatura le da toda la voz a lo que está sucediendo.
Finalmente, no sé si la filosofía fue un refugio o fue el fundamento para que yo pudiera hacer lo demás, probablemente sí fue un refugio, porque muchas preguntas se gestaron ahí, pero adquirieron forma cuando puede dialogar con la historia y después con la literatura y fue sólo entonces que mis ideas adquirieron sentido.
En resumen, disfruto las tres cosas, pero ahorita estoy muy enfocado en hacer literatura y trabajos de historia, aunque te repito, la historia que investiga la oralidad.
_¿Tienes en puerta algún proyecto para la Costa Chica, además de presentar tu libro?
_Tengo otro proyecto de cuentos que ya se está gestando, todavía no está terminado, llevo como la mitad de los textos, son textos que hablan sobre la Costa Chica, específicamente.
Sigo escribiendo poesía acerca de la Costa Chica, tengo el proyecto de hacer crónicas, pero son proyectos que avanzan de manera paulatina, son proyectos que requieren tiempo, porque las crónicas no se pueden inventar.