Declaran 11 colaboradores de Alejandro Arcos: Se fue solo

*Presumen que tenía confianza en su enlace con Los Ardillos. Por eso fue sin temor a la zona donde lo asesinaron

*Los once colaboradores que lo acompañaron, entre ellos seis escoltas, declararon ante la Fiscalía General del Estado (FGE)

*En el esclarecimiento del crimen del presidente de Chilpancingo, saber quién era el enlace con Los Ardillos es un tema crucial

MARLÉN CASTRO
AMAPOLA PERIODISMO

Cuando lo asesinaron y exhibieron su cabeza con una violencia y saña extrema, el alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, se fue con la idea de que volvería pronto y se incorporaría a las actividades de la gira en Tepechicotlán, a donde llevaban apoyos para las víctimas del huracán John.

Los once colaboradores que lo acompañaron, entre ellos seis escoltas, declararon ante la Fiscalía General del Estado (FGE) que Alejandro Arcos les informó en el entronque de Tepechicotlán, hasta donde llegaron todos juntos a bordo de las camionetas Gran Cherokee, Robust y Amarok, que se iba a ir por su cuenta a Tepechicotlán a entregar los apoyos a familias que conocía.

Pero eso es una incongruencia, precisamente porque ya estaban en el crucero de Tepechicotlán y el camino que tomó fue el del libramiento, para evadir el pueblo e irse directo a Mochitlán.

Esa es la función del libramiento Héctor Astudillo Bello, construido en el arranque del gobierno del priista, Héctor Astudillo Flores, en 2015.

“Tengo que ir a atender un tema, yo solo”, fue lo que en realidad les dijo Alejandro Arcos a sus colaboradores y a sus seis escoltas cuando llegaron al entronque a Tepechicotlán, reveló una de las personas que lo acompañaron ese día.

La fuente detalló que el aviso del alcalde dejó a todos pasmados, por lo que nadie intentó disuadirlo, ni preguntaron detalles del tema que iba a atender.

“Qué podíamos preguntarle: ¿Qué tema vas a atender? ¿Con quién? ¿Por qué solo? Si estábamos en un área de la que sabemos lo que significa”, compartió.

Tepechicotlán, una localidad del sur de Chilpancingo de 1,400 habitantes, es una comunidad controlada desde hace casi dos décadas por el grupo del crimen organizado conocido como Los Ardillos, mediante un retén de supuestos policías comunitarios. Ese dominio empieza desde Petaquillas, la que tiene alrededor de 12 mil habitantes y colinda con Chilpancingo, la capital del estado.

Los municipios de Mochitlán y Quechultenango, a los que se llega por el libramiento Héctor Astudillo Bello, tienen un control férreo de ese grupo criminal, Quechultenango, un municipio conocido por sus manantiales de aguas templadas, es el principal bastión y ahí es donde es conocido que viven los hermanos Celso y Jorge Iván Ortega Jiménez, los que de acuerdo con la FGE, son los principales líderes criminales del grupo.

Cuando llegaron el entronque de Tepechicotlán, alrededor de las 12:00 horas del domingo 6 de octubre, Alejandro Arcos iba a bordo de la Gran Cherokee y sus escoltas en la Robust, de la Volkswagen, en la que iban las despensas, aguas y algunas colchonetas que entregarían a los afectados.

En el entronque cambió de camioneta. Bajó a los escoltas, los que tampoco reaccionaron, cuando Alejandro les comunicó que se iba a atender un tema solo.

“Cuando él se fue no iba temeroso, no iba con miedo, creo que confiaba demasiado en el enlace o los enlaces que tenía”, agregó la fuente consultada.

Todo indica que Alejandro realmente creía que regresaría pronto después de atender el tema, a pesar de que se fue directo a un terreno minado por el control que ejercen Los Ardillos y todo indica que se fue confiado, a pesar del entorno adverso, como el asesinato de su secretario general del Ayuntamiento y su amigo Francisco Gonzalo Tapia Gutiérrez, el jueves 3 de octubre, y más atrás de quien sería el secretario de Seguridad Pública.

La fuente pone el acento en el enlace o los enlaces que tenía Alejandro con Los Ardillos, porque de ahí deriva su confianza en ir a una reunión solo.

Después de varios años de la presencia de los grupos del crimen organizado en la vida cotidiana se ha hecho normal escuchar de la existencia de enlaces entre los políticos y las cabezas visibles de los grupos criminales. Siempre hay un enlace.

En el esclarecimiento del crimen de Alejandro Arcos saber quién era el enlace es un tema crucial, pero no ha sido mencionado en la audiencia de imputación de Germán Reyes Reyes, el encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, acusado de ser el autor intelectual del asesinato del alcalde.

Alejandro se fue confiando. Creía que iba a regresar pronto y se iba a incorporar a la gira de trabajo rápido, por eso se llevó la camioneta con la ayuda para los afectados.

Las despensas, aguas y colchonetas regresaron en la camioneta, la misma en la que exhibieron su cabeza decapitada, a un costado del hotel Moreli, en la colonia Villas del Roble, en la parte oeste de Chilpancingo.