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Entregó la UAGro doctorados honoris causa a guerrerenses y a Rosario Ibarra

*Además, el rector Javier Saldaña entregó reconocimientos y preseas en sesión solemne del Consejo Universitario

MARCIAL CAMPUZANO
CHILPANCINGO, GRO.

En reconocimiento a la lucha social que encabezaron por la defensa de los derechos humanos, y porque sus obras literarias enaltecieron al estado de Guerrero, la Universidad Autónoma de Guerrero entregó doctorados honoris causa -post mortem- a María del Rosario Ibarra de la Garza que fue recibido por su hija la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos Rosario Ibarra; al escritor Juan Sánchez Andraca; y a José Agustín Ramírez en calidad de post mortem.

Además, entregó reconocimientos y la presea “Dr. Rosalío Wences Reza” a los luchadores sociales Raúl Florencio Lugo Hernández, Alma Gómez Caballero, Laura Elena Gaytán Saldívar, Armando Otto Gaytán Saldívar y Juan Chávez de la Rocha.

Lo anterior fue en el marco de una sesión solemne que la mañana de este viernes llevó a cabo el Consejo Universitario, que fue encabezada por el rector Javier Saldaña Almazán en el auditorio del edificio de Rectoría.

En su mensaje, el rector de la UAGro informó que la entrega a los galardonados de los títulos académicos honoríficos en grado honoris causa, y los reconocimientos con la presea “Dr. Rosalío Wences Reza”, es en razón a sus méritos relevantes.

Resaltó que la señora Rosario Ibarra de la Garza mayormente conocida como Rosario Piedra Ibarra, fue una figura nacional que trascendió por su lucha en la defensa de los derechos humanos, que comenzó con el secuestro y la desaparición de su hijo Jesús Piedra Ibarra, a manos de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad a cargo de Miguel Azar Haro, y entregado al capital Luis de la Barreda Moreno.

En la sesión solemne la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos Rosario Piedra Ibarra, hizo una remembranza de la carrera que tuvo su madre en la defensa de los derechos humanos en el país, e hizo votos porque los tiempos terribles que vivió su familia con el secuestro y desaparición de su hermano ya no regresen al país.

Recordó que su madre Rosario Ibarra inició su lucha sola, “acompañada de mi padre y su familia”, porque ya había en el país otras madres, otras familias organizadas para luchar contra las desapariciones.

Recordó también que el Comité Eureka nació en abril de 1977 en Monterrey, impulsado también por la existencia de 22 presos políticos en el penal de Topo Chico, al que se sumaron familias de perseguidos, exiliados y de desaparecidos “que en aquel entonces no sabíamos cómo llamarles, porque no se había acuñado el término de desaparición forzada”.

La lucha que emprendió doña Rosario Ibarra fue también para propiciar leyes e iniciativas que dieran cuenta de que las violaciones de lesa humanidad estaban ocurriendo en México, “porque en aquel entonces se sabía que ya ocurrían en Chile, Argentina, Nicaragua y Uruguay en los que había regímenes militares dictatoriales”, y se pensaba que en México había democracia.

Señaló que el ex rector de la Universidad Autónoma de Guerrero Rosalío Wences Reza, fue uno de los primeros que acogió a Rosario Ibarra y al Comité Eureka brindándoles su apoyo y abrigo, “por eso estamos muy agradecidos con Guerrero”.

Rosario Piedra dijo que gracias a los familiares de desaparecidos, de presos, de los oprimidos, de los olvidados de México, fue reelecta como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Manifestó que quería encabezar nuevamente la CNDH para consolidar muchas cosas, “para construir el sueño de mi madre y de todas las doñas que la acompañaron para tener la verdad y la justicia del paradero de los nuestros”.

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