En México el 80% de víctimas de abuso sexual infantil no denuncia

REDACCIÓN/QUADRATÍN
SAN LUIS POTOSÍ, SLP.

El reciente caso de Mateo, menor de 12 años víctima de agresión física y asesinato en Guanajuato, ha recordado la alarmante situación del abuso sexual infantil en México.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), este país ocupa el primer lugar mundial en incidencia de este atroz delito contra niñas y niños.

Estadísticas revelan que solo el 20 por ciento de los casos de abuso y violación contra menores son denunciados, mientras que el 80 por ciento de las víctimas calla por miedo o coerción.

En los denunciados, el 75 por ciento se descubre accidentalmente y 20 por ciento de los afectados se retracta después de reportarlo; además, la mayoría de los abusos ocurren en el círculo de confianza de los menores, y las víctimas suelen tener entre cinco y 10 años de edad.

Los agresores emplean tácticas como el chantaje emocional, la extorsión o amenazas para mantener el silencio de los niños.

Especialistas en derechos de la infancia enfatizan que la prevención del abuso sexual infantil debe basarse en la educación y la comunicación.

Algunas medidas recomendadas son:

Fomentar una comunicación abierta: Crear un ambiente de confianza donde los niños se sientan seguros al compartir sus experiencias y preocupaciones.

Enseñar sobre límites corporales: Educar a los menores sobre su privacidad y el derecho a rechazar contacto físico no deseado.

Diferenciar entre secretos buenos y malos: Ayudar a los niños a entender que deben hablar si un secreto los hace sentir incómodos o asustados.

Supervisar el uso de tecnologías: Monitorear la actividad en línea de los menores, advirtiéndoles sobre los riesgos de compartir información personal.

Creer y apoyar: Si un niño revela haber sido víctima de abuso, es crucial escucharlo sin juzgarlo, brindarle apoyo y buscar ayuda profesional de inmediato.

Implementar estas acciones fortalece la protección infantil y reduce la incidencia de abusos. Es responsabilidad de toda la sociedad garantizar entornos seguros para el desarrollo saludable de la infancia.