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El último adiós al Papa Francisco: preparan su cuerpo para tres días de velatorio

*Será el primer Papa en ser enterrado fuera del Vaticano en 120 años

B. RODRÍGUEZ
EXCÉLSIOR

El Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, falleció esta mañana a los 88 años. Mientras la Iglesia se prepara para elegir a su sucesor, el Vaticano tiene una tarea inmediata: preservar su cuerpo para que los fieles puedan despedirse durante tres días sin que muestre signos evidentes de descomposición.

Con el clima cálido y húmedo de Roma, el embalsamamiento es esencial. Aunque cada Papa ha recibido un tratamiento distinto, el procedimiento moderno implica drenar la sangre y reemplazarla con una solución de químicos conservantes.

¿Cómo es el meticuloso proceso de embalsamamiento de un papa?

Se inyecta a través de las venas del cuello una mezcla que puede incluir alcohol, tintes, agua y formaldehído. Esta solución actúa como una transfusión inversa: expulsa la sangre y elimina bacterias, ralentizando el proceso natural de descomposición.

Hasta principios del siglo XX, se usaban métodos más rudimentarios: se extraían órganos, se aplicaban aceites, hierbas y hasta se lavaba el cuerpo con lejía. Pero los resultados no siempre fueron los esperados.

Sin embargo, todo cambio luego del dramático caso del Papa Pío XII en 1958, cuyo embalsamamiento fallido terminó en una descomposición acelerada luego de que solo se insertó una bolsa con hiervas y aceites, provocando una putrefacción acelerada y un fuerte olor que obligaba a los guardias a rotarse constantemente. Desde entonces, el Vaticano adoptó técnicas similares a las funerarias modernas.

El proceso actual incluye lavar el cuerpo, sellar los ojos y la boca con dispositivos plásticos, e incluso masajear los músculos rígidos por el rigor mortis para dar una apariencia serena. Después, se hace una pequeña incisión para insertar los tubos por los que se introducen los químicos, que también ayudan a dar un color más natural a la piel.

En el abdomen se utiliza una aguja especial para vaciar los órganos internos y rellenarlos con más conservante, lo que evita malos olores y la proliferación de microbios.

Aunque antiguamente se extraían órganos papales como reliquias, esta práctica se abandonó en 1903. Desde entonces, los cuerpos deben permanecer intactos, y ni siquiera pueden donar órganos.

Tras el embalsamamiento, el cuerpo es vestido con túnicas rojas y una mitra blanca. Luego se traslada a la Basílica de San Pedro, donde permanecerá en capilla ardiente durante tres días. Antiguamente, el cuerpo se colocaba sobre un catafalco (una especie de plataforma elevada), pero Francisco pidió algo diferente: su ataúd, abierto, será el centro de la ceremonia.

También pidió romper con otra tradición. A diferencia de la mayoría de los Papas modernos, Francisco será enterrado fuera del Vaticano. Eligió descansar en la Basílica de Santa María la Mayor, donde solía rezar antes y después de sus viajes. Se convertirá en el primer Papa en más de un siglo en ser sepultado fuera de San Pedro, siguiendo los pasos de León XIII, enterrado en la Basílica de San Juan de Letrán en 1903.

Durante siglos, los Papas fueron sepultados en ataúdes triples de ciprés, zinc y roble, con objetos personales, monedas y documentos. Esta práctica ayudaba a preservar sus restos en caso de ser exhumados, como ocurrió con Juan XXIII, beatificado y expuesto nuevamente en 2001. Sin embargo, en línea con su sencillez característica, Francisco será enterrado en un solo ataúd de madera revestido de zinc.

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